El centro de Los Ángeles respiró la noche del martes algo de calma tras cinco días de intensa movilización. El toque de queda decretado por la alcaldesa demócrata, Karen Bass, se ha saldado con 17 personas detenidas por violar la orden que impide el paso entre las 20.00 y las 06.00 a varios barrios del corazón de la ciudad. La decisión ha dejado en las primeras horas del miércoles menos choques entre manifestantes y policías y una reducción de los actos vandálicos. El punto central del conflicto, sin embargo, ha vuelto al origen de esta crisis. Los agentes de ICE, la policía de inmigración, han redoblado las operaciones de detenciones de indocumentados.
La policía angelina detuvo el martes a 203 personas por manifestarse en el centro. La mayoría de estas detenciones se hicieron antes de que entrara en vigor el toque de queda. La cifra, revelada por el jefe de Policía, Jim McDonnell, atestigua la escalada de la tensión en la ciudad. El sábado, el primer día de movilizaciones, fueron arrestadas 26 personas. El domingo, el día de la protesta más concurrida, fueron 40 y el lunes 114.
United Farm Workers (UFW), el influyente sindicato de trabajadores agrícolas fundado por César Chávez, informó la tarde del martes que una serie de operativos de inmigración se realizaron en condados como Ventura, Kern y Tulare, todos ellos potentes regiones agrícolas al norte de Los Ángeles. La mitad de la fuerza laboral del campo californiano, unos 450.000 trabajadores, no tiene papeles. La presencia de las autoridades federales provocó el caos.
Un video tomado la mañana del martes mostraba a un campesino corriendo entre cultivos mientras era perseguido por agentes de la Patrulla Fronteriza en una camioneta. Los uniformados terminaron atrapándolo segundos después. Un portavoz de UFW, que no puedo concretar el número de campesinos detenidos, aseguró, sin embargo, que el Gobierno no capturó a tanta gente porque los dueños de los ranchos impidieron el paso a sus terrenos a los agentes de inmigración. Otros trabajadores lograron huir cuando comenzó a correrse la voz.
El terror se ha instalado entre las comunidades migrantes. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, ha informado este miércoles de que 330 personas, al menos 61 de nacionalidad mexicana, han sido detenidas en el condado de Los Ángeles en unos 30 operativos realizados por diversas fuerzas federales desde la semana pasada. El Gobierno afirma que una tercera parte de los detenidos, unos 113, cuenta con antecedentes penales.
A pesar de las manifestaciones que se registraron durante el fin de semana, estos operativos han ido a más. La Administración de Donald Trump ha dado un viraje en su estrategia. Los agentes han dejado de aprehender criminales para comenzar a hacer redadas en lugares de trabajo de un Estado con un 40% de población latina.
“Trump ha lanzado una red militar sobre el Estado, sus agentes están arrestando a mozos de restaurantes, jardineros, obreros y costureras. Eso es debilidad, debilidad que se hace pasar por fuerza. Donald Trump no está protegiendo a nuestras comunidades, las está traumatizando”, aseguró Gavin Newsom, el gobernador demócrata de California, en un mensaje emitido la tarde del martes.
La maquinaria de deportaciones ha acelerado su ritmo después de la solicitud de Stephen Miller, el influyente asesor de política pública de Trump y cerebro de los operativos antiinmigrantes. “¿Por qué no están deteniendo gente en los 7-Eleven [tiendas de alimentación]? ¿Por qué no están yendo a los Home Depot [empresa de productos de construcción a la que se dirigen indocumentados en busca de trabajo]?“, señaló Miller, según una información de The Wall Street Journal. El ICE tiene una cuota de 3.000 arrestos diarios. La semana pasada estaba rozando los 2.000, según sus propios datos.
El Departamento de Seguridad Nacional, mientras, argumenta que las detenciones están retirando de las calles a “asesinos, pedófilos y narcotraficantes”. “Es por ese tipo de extranjeros ilegales que los manifestantes están luchando”, aseguró Tricia McLaughlin, la número dos del departamento. En una lista emitida este miércoles figuran nueve supuestos delincuentes capturados el lunes y martes. Entre ellos aparecen un mexicano acusado de homicidio que ya había sido deportado, un ciudadano de Laos acusado de actos lascivos con un menor, un narco de Camboya y un hondureño acusado de robo.
El encargado del distrito escolar de Los Ángeles, el segundo más grande del país después de Nueva York, aseguró que las redadas han provocado la angustia entre decenas de miles de estudiantes que están finalizando el curso escolar, que concluye el 17 de junio. Alberto Carvalho, superintendente escolar de Los Ángeles, dijo que la policía local reforzará su presencia en los eventos de graduación para crear “perímetros de seguridad” y así evitar que los agentes irrumpan para llevarse a alguien. En abril, los encargados de un par de escuelas públicas negaron el paso a agentes de ICE que intentaron entrar a centros del sur de Los Ángeles, una zona de la ciudad donde el 70% de la población es de origen hispano.
Pete Hegseth, el secretario de Defensa de Trump, publicó una imagen de tres guardias nacionales escoltando un arresto de ICE. Los militares protegen la escena empuñando potentes armas de fuego. El polémico alto cargo ha justificado la presencia militar de 4.000 guardias y 700 marines en Los Ángeles y otras zonas como una forma de respaldar los operativos de detención.
La movilización de las tropas ha creado un nuevo pulso institucional de la Casa Blanca con un gobierno estatal. California rechaza la presencia de los soldados en las calles y ha acudido a los tribunales para que los jueces dejen sin validez la orden de Donald Trump. Un juez celebrará la primera audiencia sobre este caso la tarde de este jueves.
Los miles de militares que han comenzado a llegar a California apenas pueden verse en las calles. La alcaldesa, Karen Bass, ha dicho que la coordinación con el Pentágono ha sido prácticamente inexistente desde que Trump movilizó a estas fuerzas de seguridad el pasado sábado tras disturbios en Paramount, una ciudad localizada al sur de Los Ángeles.
De acuerdo con la regidora, cerca de un centenar de agentes está custodiando el centro metropolitano de detenciones, una cárcel federal adonde están siendo trasladados algunos de los detenidos por ICE. Otros protegen una sede federal al oeste de Los Ángeles, en el barrio de Westwood, donde se encuentra la Universidad de UCLA. Otro pequeño grupo con ropa de camuflaje se dejó ver en el condado de Orange, un bastión republicano en el que hubo protestas violentas la noche del lunes, pues los manifestantes lanzaron fuegos artificiales y petardos a las fuerzas antidisturbios.
Los operativos de detención de migrantes han movilizado a la comunidad angelina. En los últimos días, se han hecho públicos mensajes de repudio a este tipo de operativos, desde los negocios del centro de Los Ángeles, hoy cerrados por el toque de queda, hasta por celebridades como Kim Kardashian y los raperos Doechii y Tyler, the Creator entre otros.
También lo han hecho organizaciones deportivas como Los Ángeles Football Club y el Galaxy, los dos principales clubes de fútbol de la ciudad. Este deporte puede convertirse en el próximo foco de tensión entre los latinos. Este sábado comienza en Miami el Mundial de Clubes de la FIFA y existe el temor de que el evento, antesala del Mundial de selecciones del próximo año, sea aprovechado por los agentes de ICE para incrementar las detenciones.