Ursula von der Leyen se sentía tan segura de superar la votación de este jueves en Estrasburgo de la moción de censura presentada por una parte de las fuerzas más ultras de la Eurocámara que partió a Roma la víspera, para participar en una conferencia sobre Ucrania. Tras asegurarse el no de socialdemócratas, que aseguran que a cambio la presidenta de la Comisión Europea se ha comprometido a mantener un fondo social en el próximo presupuesto plurianual, y de los liberales, la votación no ha tenido grandes sorpresas. La moción ha sido rechazada este jueves por 360 votos, frente a solo 175 a favor de censurar a la jefa del Ejecutivo europeo y 18 abstenciones.
El resultado queda así muy lejos de la doble mayoría —dos tercios de los votos emitidos y un mínimo de 361 apoyos— que requería que hubiera salido adelante la iniciativa presentada por el eurodiputado rumano ultra Gheorge Piperea, que milita en el grupo Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), si bien buena parte de su propia formación se había desmarcado de la iniciativa apoyada por las fuerzas más ultras de la Eurocámara.
Pero aunque el rechazo a la propuesta que habría hecho caer probablemente a toda la Comisión Europea ha sido contundente, la jefa del Ejecutivo europeo no sale indemne del proceso: además de haber tenido que hacer concesiones de cara al presupuesto plurianual que su equipo presenta la semana que viene, la alemana ha recibido una llamada de atención muy seria sobre sus constantes guiños a líderes ultras como la italiana Giorgia Meloni —con la que se verá este mismo jueves de nuevo— y sobre los constantes pactos que hace su familia política, el Partido Popular Europeo (PPE) con las fuerzas más a la derecha del hemiciclo europeo en vez de apostar por la tradicional mayoría proeuropea del Parlamento.
[Noticia de última hora. Habrá ampliación en breve].