La guerra comercial con Estados Unidos no es lo único que inquieta a Ursula von der Leyen. Más allá del todavía impredecible pulso con Washington, la presidenta de la Comisión Europea afronta esta semana una prueba crucial en Estrasburgo, donde el Parlamento Europeo la someterá el jueves a una moción de censura impulsada por eurodiputados ultras. Aunque no tiene visos de triunfar, la votación —que será precedida por un debate este mismo lunes— es una muestra del creciente descontento con la gestión de la alemana. Los grupos de centroizquierda y los verdes, aunque no apoyarán la moción, han criticado a Von der Leyen. Exigen que su grupo político, el Partido Popular Europeo (PPE), deje de alinearse con las fuerzas más ultras y apueste de una vez por la mayoría proeuropea de la Cámara que permitió su reelección el año pasado.
“El PPE debería analizar cuidadosamente con quién quiere construir puentes, si con nosotros o con quienes lanzan mociones de censura”, señalan desde el grupo Socialistas y Demócratas (S&D).
Esta moción de censura fue impulsada por el eurodiputado rumano ultra Gheorge Piperea, que milita en el grupo Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) aunque no tiene el apoyo de toda la formación para esta propuesta. El origen es el denominado Pfizergate: un escándalo que estalló en abril de 2021, que también ha llegado a la justicia y que tiene su origen en la negativa de Von der Leyen a revelar los mensajes privados que intercambió con el jefe de la farmacéutica Pfizer, Albert Bourla, durante la negociación de las multimillonarias compras de vacunas anticovid.
En mayo, el Tribunal General de la UE (TGUE) ya le dio un fuerte toque de atención a Von der Leyen al fallar que la Comisión actuó de forma incorrecta al rechazar la demanda del diario estadounidense The New York Times de acceder a esos mensajes.
Piperea ha logrado reunir el mínimo de 72 eurodiputados (el 10% de los totales) requerido para que sea debatida la propuesta de censura. En total la apoyan 77 legisladores, entre ellos el español Alvise Pérez. Todos pertenecen a los sectores más a la derecha del hemiciclo europeo. El texto que será votado el jueves, previa discusión este lunes, se apoya precisamente en la sentencia de mayo para señalar que “la Comisión dirigida por la Presidenta Ursula von der Leyen ya no cuenta con la confianza del Parlamento para defender los principios de transparencia, responsabilidad y buena gobernanza esenciales para una Unión democrática”.
Pero el malestar de estos eurodiputados va más allá y señalan otros motivos que consideran suficientes para reclamar a la presidenta de la Comisión “que dimita, debido a sus reiterados fracasos a la hora de garantizar la transparencia y a su persistente desprecio por el control democrático y el Estado de Derecho en la Unión”. Entre otros, el texto de la moción de censura cita lo que considera una “interferencia ilegal de la Comisión en las elecciones de los Estados miembros, a través de una aplicación errónea de la Ley de Servicios Digitales (DSA)”. Alude así a la investigación que abrió contra TikTok tras la primera vuelta de las elecciones rumanas de noviembre de 2024, finalmente anuladas, en las que venció el candidato ultranacionalista prorruso Calin Georgescu.
La moción también reprocha a Von der Leyen haber dejado de lado a la Eurocámara de la negociación de SAFE, el fondo de préstamos europeo por 150.000 millones de euros para financiar compras conjuntas en defensa, hecho que ha provocado protestas de otros sectores del Parlamento Europeo.
Se da por altamente improbable que la moción de censura salga adelante, ya que para prosperar se requieren dos tercios de los votos emitidos y que estos representen a una mayoría simple del total del hemiciclo. Algo difícil de alcanzar, dado que los grupos proeuropeos, desde el PPE de Von der Leyen a S&D, los liberales de Renew y los verdes, ya se han manifestado en contra de esta iniciativa. Incluso dentro de ECR hay divisiones al respecto.
No obstante, socialdemócratas, liberales y verdes han visto en esta votación y, sobre todo, en el debate de este lunes, en el que estará presente Von der Leyen para dar una réplica, una oportunidad para presionar a la alemana y a su grupo, el PPE, para que deje de flirtear con los grupos de extrema derecha en determinadas iniciativas cuando no cuenta con el apoyo de las fuerzas proeuropeas en la Eurocámara.
El PPE es la principal fuerza de la Eurocámara, con 188 eurodiputados. Tradicionalmente, venía haciendo pactos con socialdemócratas y liberales, con los que hasta el mandato anterior sumaba una mayoría holgada. Tras las elecciones del año pasado, que dieron un fuerte impulso a los grupos ultras, el PPE se ha apoyado reiteradamente en estas fuerzas, en un doble juego muy criticado por los grupos proeuropeos desde el comienzo del nuevo mandato. Para estas fuerzas, la moción de censura impulsada por los eurodiputados más a la derecha del arco político debería servir de prueba definitiva al PPE de que lo que califican como un doble juego que acabará por pasarle factura.
“La situación en la que nos encontramos es una consecuencia directa de la irresponsabilidad del PPE y sus juegos dobles. No olvidemos qué grupo presenta esta moción de censura”, subraya S&D.
En una señal de que la presidenta de la Comisión Europea parece haber entendido por fin el aviso a navegantes de las fuerzas que le permitieron repetir mandato, Von der Leyen tiene previsto reunirse tras el debate de este lunes con los presidentes del PPE, Manfred Weber; S&D, Iratxe García, y Renew, Valérie Hayer. El martes también lo hará con los máximos responsables de los Verdes, Bas Eickhout y Terry Reintke, en Estrasburgo.
