La mayor parte de los aranceles impuestos por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, están en el aire tras la sentencia del Tribunal de Comercio Internacional del jueves que los declaró ilegales. Trump no apareció en público en todo el jueves y solo después de que el Tribunal de Apelaciones federal de Washington dejó en suspenso la aplicación de la sentencia, tuiteó sobre el asunto. Este viernes, en una comparecencia en el Despacho Oval para despedir a su aliado, Elon Musk —contrario a sus aranceles—, el presidente expresó su filosofía comercial: “Sin aranceles, nuestra nación estaría en peligro”.
Trump ha levantado un muro arancelario contra el mundo y este viernes empezó su comparecencia mostrando un vídeo de la CNBC con la noticia de que el déficit comercial se había reducido casi a la mitad en abril con respecto a marzo. Lo que el presidente no dijo es que en el primer trimestre, y particularmente en marzo, el déficit pulverizó récords por el adelanto de importaciones para esquivar los aranceles. En el acumulado de enero a abril, el desequilibrio ha llegado a niveles sin precedentes de más de 550.000 millones de dólares, casi un 50% más que en el mismo periodo de 2024.
“Los aranceles son muy importantes, y por eso nos alegramos tanto de la decisión tomada ayer de mantenerlos, porque sin aranceles nuestra nación estaría en peligro” subrayó Trump. “Estaríamos realmente en peligro. Creo que puedo decirlo con total seguridad, Scott, Howard, así que nos alegramos mucho de la decisión tomada ayer”, dijo dirigiéndose al secretario del Tesoro, Scott Bessent, y al de Comercio, Howard Lutnick, que estaban en segundo plano.
El jueves, Trump se había lanzado a atacar a los jueces, preguntándose si su decisión solo respondía a “odio” hacia él. La sentencia dejaba claro que los aranceles eran ilegales porque el presidente se había excedido en sus poderes, saltándose la Constitución y la ley. Aunque la aplicación del fallo está suspendida, la sentencia no ha sido revocada. De hecho, aún no ha sido recurrida siquiera.
Pese a la importancia que le da al asunto, Trump no se había aprendido la lección y se refirió este viernes a la sentencia del Tribunal Internacional de Comercio como una suspensión cautelar, cuando es una sentencia sobre el fondo, pero en todo caso la calificó de “ridícula”.
“Habría supuesto la pérdida del poder presidencial. Habría supuesto la pérdida de todo lo que concedieron los fundadores, habría sido algo terrible y, lo que es más importante, nos habría dejado en una situación vulnerable. Hay muchos países que nos imponen aranceles y los utilizan de forma cruel, realmente cruel. Y si no tuviéramos el poder de imponerles aranceles, y de forma inmediata, no yendo al Congreso y tratando de que cientos de personas se pongan de acuerdo, (…) no quedaría ningún país. Tenemos que actuar con rapidez. Tenemos que ser rápidos y ágiles”, argumentó. “Si no tenemos el poder de hacer lo que ellos nos están haciendo, ya no seremos una gran nación”, insistió.
Un plan B
Aunque Trump confía en que el Tribunal Supremo, con una mayoría de seis jueces conservadores frente a tres progresistas, le dé la razón, su equipo ha empezado a buscar un plan B para que Trump pueda aprobar los aranceles si se ratifica que la vía de emergencia que ha utilizado no es apropiada. El propio fallo de los jueces recordaba que la Ley de Comercio de 1974 otorga al presidente la posibilidad de aprobar aranceles por un periodo limitado de 150 días y con un techo del 15% en respuesta a desequilibrios en el déficit comercial.
Eso permitiría mantener la mayoría de los aranceles actuales mientras se llevan a cabo investigaciones específicas país por país para imponer aranceles en respuesta a prácticas comerciales injustas, como permite otra disposición. Eso requiere un proceso largo y farragoso, pero tiene mejores fundamentos legales. Es la vía que utilizó Trump durante su primer mandato para imponer aranceles a China.
“No hay un plan B. Es el plan A. El plan A abarca todas las opciones estratégicas”, declaró el jueves Peter Navarro, uno de los asesores comerciales más belicistas de Trump, admitiendo implícitamente esa búsqueda de alternativas.
Trump declaró este viernes en la Casa Blanca en que China “ha violado una gran parte” del acuerdo al que ambos países llegaron a principios de mes en Suiza para desescalar la guerra comercial. Con eso se corregía a sí mismo, que horas antes había escrito en Truth, su red social, que China había “violado totalmente” dicho acuerdo, pero siguió sin explicar en qué.
El pacto fue una forma de vestir una rectificación de Trump en toda regla con la que Trump rebajó los aranceles a los productos chinos del 145% al 30% ante el temor a fuertes subidas de precios y estanterías vacías en los comercios. Junto a otros pasos atrás provocó que en Wall Street se popularizase la estrategia TACO. Las iniciales corresponden a “Trump Always Chickens Out”, es decir, “Trump siempre se acobarda”, que consiste en invertir con la premisa de que acaba dando marcha atrás a sus medidas y amenazas más radicales. A Trump le enfureció que se dijese eso y ahora trata de presentar el acuerdo con China como un favor a Pekín.
El presidente no especifica en qué no está cumpliendo China el acuerdo negociado a principios de este mes en Suiza. En ese momento, ambos países únicamente afirmaron en una declaración conjunta que reducirían los aranceles recíprocos y continuarían las negociaciones comerciales. Trump dijo que China había estado de acuerdo “en abrir completamente su mercado”, pero eso no se reflejaba en el documento de ninguna manera, de modo que más bien parecía una mentira de Trump para no admitir que había dado marcha atrás sin lograr contrapartidas.
Este jueves, Trump ha dicho que espera hablar con el presidente chino, Xi Jinping, y arreglarlo. En realidad, lleva meses diciéndolo y esa conversación no se produce.
Este jueves, Bessent había indicado en una entrevista en la cadena Fox News que las negociaciones estaban “estancadas”. Por su parte, el representante comercial de Estados Unidos, Jamieson Greer, sugirió en la CNBC que el problema es que China está poniendo impedimentos a algunas de sus exportaciones. “China sigue ralentizando y estrangulando cosas como los minerales críticos y los imanes de tierras raras”, añadió después. En el acuerdo no se hablaba nada de minerales críticos. Desde que se firmó, Estados Unidos ha golpeado a China con restricciones a las exportaciones de productos estratégicos. Además, ha amenazado con retirar de forma masiva visados a estudiantes chinos.