La Administración de Donald Trump ha decidido movilizar a la Guardia Nacional a Los Ángeles para frenar las protestas por sus políticas migratorias. La ciudad californiana suma ya dos días de caos provocado por las operaciones de caza de indocumentados. Este sábado, agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por las siglas en inglés) se han enfrentado con un grupo de manifestantes en Paramount, una ciudad a media hora del sur del centro angelino. Esto ocurre horas después de que los agentes federales realizaran cuatro operativos en la ciudad, en los que fueron detenidos casi 50 indocumentados, la mayoría de ellos de nacionalidad mexicana.
Algunas versiones indican que los agentes llevaron a cabo una redada en un sitio de trabajo y la operación se encontró con la resistencia de activistas y defensores de derechos humanos. La agencia, no obstante, rechaza haber hecho un operativo en la localidad. El choque ha dejado nuevas escenas de tensión que obligaron a las autoridades a emplear gas lacrimógeno y granadas aturdidoras.
Gavin Newsom, gobernador de California, ha confirmado que Washington ha activado a 2.000 soldados reservistas destacados en el Estado. “Esta maniobra solo escalará las tensiones”, aseguró en las redes sociales el mandatario demócrata, uno de los principales críticos a las políticas de Washington. El cuerpo militar de seguridad auxilió a Los Ángeles durante varias semanas, tras los incendios sufridos a inicio de 2025. “Esta misión está equivocada y solo erosionará la confianza del público”, añadió Newsom.
Algunas versiones en las redes sociales indicaron que los agentes del ICE estaba deteniendo migrantes sin papeles en una tienda Home Depot de Paramount, localidad de 51.000 personas en la que ocho de cada diez personas son de origen latino. Este tipo de establecimientos son utilizados por algunos inmigrantes para ofrecer sus servicios a la industria de la construcción. Una de las redadas del viernes se hizo en uno de estos comercios.
“Operaciones federales se están llevando a cabo este fin de semana en Los Ángeles”, aseguró Bill Essayli, el fiscal federal nombrado por Trump hace unas semanas. El ICE, no obstante, negó el operativo del sábado en Home Depot. El aparcamiento del establecimiento estaba siendo utilizado por algunos agentes, lo que llamó la atención de la comunidad. Un grupo de personas acudió al sitio y comenzó a protestar por las redadas de la víspera y por la presencia de estos agentes en la ciudad.
El pulso entre los manifestantes y los agentes federales se extendió durante unas cinco horas entre gritos de “Fuera ICE” y “Fuck ICE”. Varios de los presentes han ondeado la bandera mexicana (Los Ángeles es la segunda ciudad con más mexicanos del mundo, por detrás de Ciudad de México). El mundo MAGA [acrónimo del lema trumpista Make America Great Again] y Karoline Leavitt han considerado la presencia de la bandera extranjera como una provocación.
Los manifestantes formaron barricadas con los coches de la tienda y prendieron fuego a pedazos de madera y basura. También fue incendiada una bandera de Estados Unidos. Algunos lanzaron pedradas y golpearon las patrullas y vehículos oficiales en la zona.
La situación escaló, lo que obligó a la movilización de una fuerza de élite de la Patrulla Fronteriza. Esta apareció armada con equipos tácticos antidisturbios, y fue la que comenzó a disparar armas no letales. Michael Banks, el director de la fuerza, aseguró que fueron detenidas varias personas “por golpear agentes federales”. “Ningún ataque a nuestros agentes será tolerado”, aseguró en las redes sociales.
Una mujer que formaba parte del grupo de manifestantes fue herida con el lanzamiento de un proyectil de las autoridades. Otra persona también fue atendida en el lugar tras haber sido lastimado por las armas empleadas para dispersar a los manifestantes.
“Un mensaje a quienes llevan a cabo los disturbios de Los Ángeles: No nos van a frenar ni a detener”, aseguró Kristi Noem, la secretaria de Seguridad Interior de Trump. De acuerdo a la Administración, los agentes del ICE han detenido a unos 2.000 indocumentados a diario esta semana en todo el país.
Seguridad Interior aseguró a través de un comunicado que en Los Ángeles se han arrestado a 118 indocumentados esta semana. Entre estas hay cinco integrantes de pandillas transnacionales y personas con antecedentes penales por tráfico de drogas, violencia intrafamiliar, robo y tráfico de personas.
Mexicanos detenidos
Carlos González, el cónsul de México en Los Ángeles, asegura que unas dos terceras partes de los casi 50 indocumentados detenidos el viernes durante las redadas son ciudadanos mexicanos. El diplomático ha afirmado este sábado que aún está a la espera de que las autoridades migratorias estadounidenses especifiquen el número exacto de nacionalidades involucradas en las operaciones. “Este tipo de redadas no tienen precedentes recientes”, apunta González, subrayando que las capturas se hicieron en sitios de trabajo.
Los detalles de los operativos del viernes son pocos. Sin embargo, se puede afirmar que la mayoría de los obreros detenidos en la fábrica de Ambiance Apparel, en el distrito de la moda angelino, eran mexicanos originarios de los Estados de Veracruz, Puebla e Hidalgo. No se trataba de recién llegados, sino de personas que ya habían echado raíces en este país desde hace muchos años. Algunos incluso tienen hijos que son ciudadanos estadounidenses.
En cambio, los indocumentados detenidos el viernes afuera de la tienda Home Depot en el barrio de Cypress Park eran de otras nacionalidades diferentes a la mexicana.
El arresto de estas 44 personas provocó la movilización de algo más de mil manifestantes, quienes se plantaron frente al centro federal de detención migratoria ubicado al centro de Los Ángeles. La protesta derivó en enfrentamientos con agentes federales, quienes usaron gases y balas de goma para repeler las agresiones. Los agentes federales también se vieron obligados a trasladar a los detenidos a otras prisiones migratorias fuera de la zona metropolitana.
El Gobierno de Trump se ha quejado este sábado de la falta de apoyo de las autoridades locales. “Tomó más de dos horas para que el Departamento de Policía respondiera”, aseguró Seguridad Interior en un comunicado. La Administración asegura que la violencia contra los agentes del ICE se ha elevado un 400% en las últimas semanas.
La policía angelina rechaza las críticas. Dicen haber estado en el lugar 55 minutos después de haber recibido la llamada de las agencias federales. La tardanza, argumentaron, fue por el tráfico en el área y “por el uso de gas irritante de los federales para dispersar a los manifestantes”. “Esto creó un peligroso entorno para las fuerzas de seguridad”, asegura la fuerza.
En parte, responsabilizan de la escalada de violencia a los políticos demócratas como el congresista Hakeem Jeffries, la alcaldesa de Boston Michelle Wu, el gobernador de Minnesota Tim Walz y Karen Bass, la alcaldesa de Los Ángeles. Estos, dicen los funcionarios trumpistas, “han convertido en villanos y demonios” a los responsables de la policía migratoria.