Donald Trump no piensa publicar los papeles del caso Epstein que obran en poder de las autoridades estadounidenses, pero su Administración sí liberó este lunes sin previo aviso más de 240.000 páginas relativas a Martin Luther King (MLK), líder de la lucha por los derechos civiles asesinado en 1968 en Memphis.
La noticia de la desclasificación de esos documentos, que eran de acceso restringido desde 1977, cuando el FBI se los pasó a los Archivos Nacionales, en Washington, la dio en su cuenta de X Tulsi Gabbard, directora de la inteligencia estadounidense. Y se interpretó como un intento (otro) de desviar la atención del escándalo por los papeles de Epstein, un millonario pederasta que murió en una celda de Manhattan en 2019, mientras esperaba ser juzgado por un delito de tráfico sexual de menores.
Entre los documentos de MLK hay papeles de la investigación del asesinato, transcripciones de entrevistas para recabar información sobre el hombre que lo mató, James Earl Ray, o comunicaciones con servicios de inteligencia extranjeros, además de listados de resoluciones procesales o centenares de recortes de periódico.
En total son 6.000 archivos, que suman más de 240.000 páginas. Estaban repartidos por diferentes almacenes de la Administración, “cogiendo polvo”, según el comunicado de prensa que dio cuenta de su desclasifiación. En una primera batida, llama la atención que muchos de ellos resultan poco legibles tras un tosco proceso de digitalización. Los historiadores expertos en la figura de MLK pasaron toda la tarde del lunes estudiando los materiales para concluir que no hay grandes revelaciones. Se pueden consultar aquí.
Los familiares de MLK se temían que hubiera material comprometido sobre la vida sexual del reverendo y sus conocidas infidelidades, y por eso se opusieron a la publicación del conjunto dos años antes de lo previsto; es en 2027 cuando de liberará el resto de los archivos. A falta de estudiarlos a fondo, no está claro que entre esa montaña de papeles haya revelaciones de ese tipo. Los herederos habían sido advertido sobre los planes de hacer pública esa ingente cantidad de información, pero no han tenido tiempo de revisarla antes de su publicación este lunes.
En un comunicado emitido poco después de conocerse la noticia, la familia, con los dos hijos que tuvo el reverendo King al frente, Martin III, de 67, y Bernice, de 62 años, recuerda que “aquella trágica muerte fue un profundo dolor personal: una pérdida devastadora para su esposa, sus hijos y la nieta que nunca conoció; una ausencia que nuestra familia ha soportado durante más de 57 años”. “Pedimos a quienes se comprometan con la publicación de estos archivos que lo hagan con empatía, moderación y respeto por el continuo dolor de nuestra familia”.
Les preocupa que lo divulgado dañe la reputación de su padre, al desvelar información personal que pueda ser malinterpretada si no se lee “en su contexto histórico completo”. Los King recuerdan que el FBI, cuyo director de la época, J. Edgar Hoover, estaba obsesionado con desacreditar a los líderes del movimiento de los derechos civiles, a los que consideraba unos “radicales”, hizo lo posible por recabar datos calumniosos sobre el reverendo.
Sin contexto
“El propósito de aquella campaña [del FBI]”, escriben los hijos, “no era solo monitorear, sino también desmantelar y destruir la reputación del Doctor King y el movimiento por los derechos civiles en general. Aquellas acciones no solo fueron invasiones de la privacidad, sino ataques intencionales a la verdad, socavando la dignidad y las libertades de los ciudadanos que lucharon por la justicia, con el objetivo de neutralizar a quienes se atrevieran a desafiar el statu quo”.
Durante la campaña que lo llevó de vuelta a la Casa Blanca, Trump prometió la desclasificación de documentos relativos al asesinato de John F. Kennedy. Esta llegó en marzo, aunque no fue completa. Uno de los primeros decretos que firmó el presidente de Estados Unidos en enero ordenó también la publicación de los registros disponibles sobre las muertes de King y de Robert Kennedy, que sucedieron separadas por un par de meses.
Trump también prometió como candidato que difundiría los papeles de Epstein. Su fiscal general, Pam Bondi, y el director del FBI, Kash Patel, repitieron esa promesa durante meses, hasta que el 6 de julio la rompieron al comunicar que no habría tal desclasificación. Ese anuncio ha provocado un verdadero terremoto en el mundo MAGA (Make America Great Again), algunos de cuyos más famosos conspiranoicos creen que existe una lista en la que el millonario pederasta apuntó los nombres de ricos y famosos que supuestamente participaron de su red de tráfico de sexual de menores.
También sospechan que su muerte no fue un suicidio, como concluyó el forense y confirmaron el Departamento de Justicia y el FBI hace un par de semanas, sino un asesinato para evitar que Epstein tirara de la manta.
Para sofocar esa rebelión, Trump ha ordenado la publicación de los testimonios del gran jurado en el juicio de Epstein que nunca se llegó a celebrar, así como en el de su conseguidora, Ghislaine Maxwell, la socia que le ayudaba a buscar las menores de las que él abusaba, a veces también en pareja, y que cumple 20 años de prisión en una cárcel de Florida. No está claro si el juez decretará finalmente la liberación de esos documentos confidenciales, ni cuánto tardará en hacerlo. Menos aún si su contenido servirá para despejar todas las dudas sobre el caso.