Acuciado por la necesidad de armamento e infantería, el Kremlin ha abrazado a la dictadura de Corea del Norte como una de sus principales aliadas. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, se ha reunido este sábado con el líder supremo norcoreano, Kim Jong Un, en una visita oficial a Pyongyang fijada con el objetivo de estrechar estos lazos. A cambio, el régimen surasiático ha logrado romper —a través de Rusia— el aislamiento internacional que conllevó su fabricación de armas de destrucción masiva.
“Respetamos las acciones de Corea del Norte y comprendemos las razones por las que implementa su programa nuclear”, ha manifestado Lavrov. “Los líderes de Corea del Norte llegaron a unas conclusiones oportunas mucho antes que los ataques de Israel y Estados Unidos contra Irán, y, precisamente, como estas conclusiones se tomaron a tiempo, nadie está considerando usar la fuerza contra Corea del Norte”.
Los líderes norcoreano y ruso firmaron un tratado de asociación estratégica en junio del año pasado. Un acuerdo similar al rubricado entre Moscú y Teherán en enero pasado y que se quedó en una mera declaración de intenciones cuando Israel desató sus ataques sobre el régimen de los ayatolás.
El tratado norcoreano-ruso incluye un compromiso de “defensa mutua” en caso de ser atacada una de las naciones firmantes. Este sábado, Lavrov lanzó una advertencia a Corea del Sur, Japón y Estados Unidos por reforzarse ante el régimen norcoreano.
El jefe de la diplomacia rusa ha defendido que el rearme nuclear norcoreano es legítimo y producto “de las actividades de sus científicos”. No obstante, el pacto rubricado por Vladímir Putin incluye el apoyo ruso al programa norcoreano de misiles balísticos y submarinos nucleares.
A diferencia de Pyongyang, el Kremlin empleó como uno de sus pretextos para la invasión de Ucrania su supuesta intención de conseguir la bomba nuclear. El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, insistió días antes de la ofensiva rusa que su país no había iniciado ningún programa nuclear, pero lamentaba que, debido al Tratado de Budapest de 1994, Kiev se deshizo de sus armas nucleares soviéticas a cambio de garantías de seguridad que nunca la protegieron: ni en la anexión de Crimea de 2014, ni en la ofensiva total rusa de 2022.
Resort de lujo
Tras su reunión con la ministra de Exteriores norcoreana, Choi Son-hui, y con Kim Jong Un, Lavrov ha asegurado que el envío de miles de tropas al frente de Kursk partió de la propia Pyongyang. “No teníamos motivos para rechazar esta muestra sincera de solidaridad. Partimos del hecho de que la propia Corea del Norte determina cómo implementa nuestro acuerdo de asociación estratégica”, ha declarado el diplomático ruso.
El líder supremo norcoreano ha recibido al diplomático ruso en un yate anclado en el recién inaugurado resort de lujo Wonsan Kalma. El dictador surasiático inauguró el complejo el pasado 24 de junio, tras una década de obras. Según Pyongyang, sus hoteles tienen un aforo para más de 20.000 personas y pronto estará conectado por ferri con la región más oriental de Rusia. Lavrov mostró su deseo de que este destino se popularice en un futuro entre los turistas rusos, quienes tienen prácticamente cerrada parte de Asia, Europa y América debido a las sanciones aplicadas por la invasión de Ucrania.