El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha instado al presidente ucranio, Volodímir Zelenski, a acudir a la misma capital rusa para mantener una reunión que dé continuidad a las inciertas negociaciones de paz. “Si Zelenski está preparado, que venga a Moscú y esta reunión se celebrará”, ha declarado el mandatario ruso en Pekín, adonde ha acudido esta semana por invitación de su aliado Xi Jinping con motivo del 80º aniversario del final de la II Guerra Mundial en el frente chino, que se ha celebrado este miércoles.
Apremiado por la Casa Blanca para avanzar en las negociaciones de paz, Putin ha ofrecido por primera vez una alternativa para el encuentro bilateral con Zelenski que ansía el presidente estadounidense, Donald Trump. Sin embargo, el líder ruso desdeña un encuentro serio con el presidente de Ucrania. “En general, nunca he descartado esta posible reunión”, ha manifestado Putin antes de dar a entender que no le interesa con una pregunta retórica: “¿Tienen algún sentido estas reuniones?”.
El Kremlin ha insistido a lo largo de todas las negociaciones en que Putin solo se reunirá con el presidente de Ucrania si hay un acuerdo sobre la mesa y este complace todas las exigencias de Moscú.
Más allá de una improbable reunión con Zelenski, Putin ha alejado la opción de otra cita con Trump, esta vez en Rusia. El dirigente ruso asegura que el asunto está “sobre la mesa”, pero que no se está preparando nada por el momento.
Putin ha tenido dos grandes adversarios en los últimos años. Zelenski y el opositor ruso Alexéi Navalni. El disidente desafió al dirigente ruso con su regreso a Moscú un año después de ser envenenado con el arma química Novichok. Nada más pisar suelo ruso, Navalni fue detenido y murió en una cárcel rusa hace año y medio.
En esta ocasión, el presidente ruso ha vuelto a poner en duda la legitimidad de Zelenski, al que ha calificado como “el jefe interino de Ucrania”. “Fue elegido por cinco años [En 2019]. Han pasado cinco años. Se acabó. Su mandato ha terminado”, ha declarado Putin, que renovó su presidencia hasta 2030 el pasado año gracias a unas elecciones sin observadores independientes y donde toda la oposición fue proscrita.