El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha anunciado este martes la movilización de cuatro millones de efectivos pertenecientes a la Milicia Nacional —el quinto componente de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana— en el territorio, además de la activación de “todos los mecanismos necesarios” para garantizar la soberanía del país. Ha sido la respuesta al despliegue, cerca de las costas venezolanas, de tres destructores, aviones y submarinos de Estados Unidos para el combate del narcotráfico, una decisión de Donald Trump cargada de graves acusaciones. Washington sostiene que Maduro de ser el líder del Cartel de los Soles y ha duplicado el precio por su recompensa a 50 millones de dólares.
“Milicias preparadas, activadas y armadas”, dijo Maduro en un encuentro político televisado con los dirigentes del Partido Socialista Unido de Venezuela en las zonas exteriores del Teatro Teresa Carreño. “Y además, vamos a seguir avanzando en el plan de activación de las milicias campesinas y de las milicias obreras, con los cuerpos de combatientes obreros en todas las fábricas y centros de trabajo del país”, prometió.
Al hacer estas afirmaciones, frente toda la dirigencia nacional chavista, Maduro preguntó al auditorio: “¿Quién de ustedes es miliciano?” Más de la mitad de la concurrencia alzó la mano. “¡Fusiles y misiles para la fuerza campesina! Para defender el territorio, la soberanía y la paz de Venezuela”, dijo en medio de aplausos. “¡Misiles y fusiles para la clase obrera, para que defienda nuestra patria!”, agregó.
Hace dos semanas, Trump ordenó al Pentágono utilizar las fuerzas armadas para hacer cumplir la ley a los carteles extranjeros de narcotraficantes. La orden emitida por el republicano el 8 de agosto proporcionaba una base oficial para emprender operaciones militares directas contra estos grupos en territorio extranjero y en las aguas territoriales correspondientes.
En cualquier caso, la movilización de destructores estadounidenses en el límite de las aguas territoriales venezolanas ha encendido, una vez más, la llama del nacionalismo bolivariano. Maduro tiene con qué. La Milicia Nacional Bolivariana es un cuerpo fundado por Hugo Chávez en 2007, en el marco de un ambicioso —e inconsulto— proceso de reformas de las Fuerzas Armadas, que, la larga, transformaron la doctrina militar del país y cambiaron la orientación, el compromiso con la democracia y los valores de la FANB.
En el gobierno de Nicolás Maduro, y bajo la conducción del ministro de la Defensa y General en Jefe de las FANB, Vladimir Padrino López, este proceso se ha profundizado. La Milicia Nacional ha conocido un crecimiento muy evidente en estos años. Formando a sus egresados en los criterios de la lealtad a la nación, a Simón Bolívar y a Hugo Chávez como fundador de la revolución bolivariana, la Milicia Nacional es expresión por excelencia de la unión cívico-militar, una tesis política cardinal en el oficialismo.
Incrustada en las estructuras políticas del Estado y el partido de gobierno, la Milicia Nacional ha sido creada inspirada en los criterios de la guerra asimétrica. Considerando siempre, como una eventualidad, la hipótesis de una agresión extranjera, o una componenda de factores opositores, —el “enemigo interno”—, que quiera sacarlos del poder o dejar sin efecto el mandato revolucionario.
Diosdado Cabello, ministro del Interior y de Justicia y número dos de la revolución bolivariana, ha declarado que en las filas revolucionarias también hay estado de alerta: “Nosotros también estamos desplegados, en el Mar Caribe, en nuestro mar territorial venezolano, para defender nuestra soberanía”.
Como otros jerarcas de la revolución, Cabello ha rechazado que Venezuela sea un país productor o distribuidor de drogas, y ha dicho que la DEA (la agencia federal antinarcóticos de Estados Unidos) es “el único cartel de drogas que opera a la luz de todo el mundo”. “Les molesta que hayamos derrotado al narcotráfico, que hayamos exterminado a las bandas criminales en el país”, ha dicho, por su parte, el ministro Padrino López.
Drones, prohibidos
El ministro Cabello ha dedicado las últimas semanas a denunciar supuestas conspiraciones extranjeras, desde Estados Unidos y Colombia, para realizar atentados y por los que ha señalado a la dirigente de la oposición María Corina Machado —que va a cumplir un año en la clandestinidad— de estar involucrada en su planificación.
Este estado de alarma ha sido acompañado del aumento de las detenciones arbitrarias, de varias incautaciones de armas, explosivos y combustibles y de un enorme despliegue y patrullaje de los cuerpos policiales en la capital. Este martes, el funcionario informó del supuesto hallazgo de un arsenal de armas y materiales inflamables en un apartamento en el este de Caracas.
El Gobierno también ha prohibido el uso y comercialización de drones o aeronaves no tripuladas o pilotadas a distancia. Para operar estos equipos, que son de uso corriente de productoras audiovisuales y aficionados al video, se debía solicitar autorización al Instituto Nacional de Aeronáutica Civil. Ahora han quedado totalmente prohibidos. Desde 2020, estos equipos entraron en la mira del Gobierno luego de que se utilizara uno durante un atentado fallido contra Nicolás Maduro durante una parada militar.