Pocas sorpresas en el nuevo Gobierno de Portugal. El primer ministro, Luís Montenegro, ha optado por un equipo continuista para su segundo mandato y ni siquiera ha relevado a los ministros que han estado más cuestionados durante el año largo que duró la legislatura anterior. Ni la titular de Sanidad, Ana Paula Meneses, ni ninguno de los ministros salpicados por algunas investigaciones judiciales han sido apartados.
Diferentes partidos de la oposición han criticado la continuidad de Meneses, que en poco más de un año ha enfrentado varias crisis importantes como una huelga en el Instituto Nacional de Emergencias Médicas. André Ventura, líder de Chega, ahora el principal partido de la oposición, consideró “profundamente equivocado” la continuidad de Meneses y también de la titular de Justicia, Rita Júdice.
El ejecutivo, que tomará posesión este jueves, tendrá una cartera menos al fusionarse Economía y Cohesión Territorial. El nuevo Gobierno es más desequilibrado que el anterior en cuestión de géneros, con un 62,5% de carteras en manos de hombres y un 37,5% en las de mujeres. En el anterior, la proporción era de 58,8% de ministros y de 41,1% de ministras. La principal novedad es la incorporación de Maria Lúcia Amaral, exjueza del Tribunal Constitucional que ahora ocupaba el cargo de Proveedora da Justiça (el equivalente al Defensor del Pueblo en España), como la nueva responsable de Interior.
Tras la toma de posesión, el Gobierno estará listo para presentar su programa en la Asamblea de la República, donde afrontará su primera votación importante debido a la decisión del Partido Comunista Portugués de presentar una moción de rechazo, que no prosperará, ya que tanto Chega como el Partido Socialista han anunciado que votarán en contra.
Las elecciones anticipadas han alterado sustancialmente la composición de la Cámara, donde la hegemonía de las formaciones de la derecha es abrumadora (70% de los escaños). Pese a ello, la primera sesión de la Cámara, celebrada el martes, acabó con más sorpresas de las previstas, ya que dos candidatos de la ultraderecha no recibieron votos suficientes para convertirse en vicepresidente y vicesecretario de la Mesa de la Asamblea. A diferencia de lo ocurrido en 2024, que se realizaron cuatro votaciones para lograr elegir al presidente del Parlamento, en esta ocasión existía consenso para sacar adelante las votaciones de todos los representantes políticos. Como el voto es individual y secreto, no está claro el origen del boicoteo a dos representantes de Chega, dado que un tercer diputado del mismo partido, Gabriel Mithá Ribeiro, sí recibió votos suficientes.
Hugo Soares, presidente del grupo parlamentario del Partido Social Demócrata (PSD, centroderecha), dejó entrever que la falta de apoyos podría haber surgido en las propias filas de la ultraderecha. “No ha sido por la violación de ningún acuerdo que Diogo Pacheco Amorim no ha sido elegido”, afirmó. Sin embargo, André Ventura calificó lo ocurrido de “traición rastrera” que evidencia el cordón sanitario contra su partido.