Sevilla no se acaba en Sevilla. Este es el lema oficioso que repiten los representantes de la sociedad civil que están presentes este fin de semana en la capital andaluza con motivo de la IV Conferencia de Financiación para el Desarrollo organizada por la ONU, y con el que evidencian su descontento hacia el contenido de sus conclusiones. El Compromiso de Sevilla —el documento que recoge el resultado de las negociaciones para conseguir la democratización de la gobernanza económica global y la transformación hacia un sistema financiero más justo— no cumple, según estas organizaciones, con las expectativas que los países del Sur Global habían trasladado.
En el Foro de la Sociedad Civil, una antesala de la cumbre de la ONU en la que han participado más de 1.500 personas de organizaciones sociales de todo el mundo, los debates se han centrado en los asuntos que, a su juicio, el Compromiso de Sevilla obvia. Los participantes abogan por abrir sendas que apuntalen la reforma del sistema internacional de cooperación o la arquitectura de la deuda y garantizar que los compromisos adquiridos no queden en papel mojado. El foro paralelo tiene previsto concluir este domingo a las 19.30, con una marcha que discurrirá por el centro de la capital andaluza.
“El Compromiso de Sevilla no cumple con las expectativas de la sociedad civil, ni con el nivel de ambición que creemos necesario en un tiempo tan convulso y con tanta necesidad de resolver problemas que son globales como las desigualdades, el cambio climático, la reducción de la pobreza y los retrocesos que estamos viendo en derechos”. Así lo resume Carlos Botella, coordinador de Oxfam Intermón para América Latina y vocal de la Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo. Las principales decepciones se centran en materia de cooperación al desarrollo y en el limitado avance en la reforma de la arquitectura de la deuda. “En el documento no hay una apuesta clara por ellas”, subraya.
La cumbre de Sevilla se celebra en un contexto de recortes en la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), que en 2024 descendió un 9% y que seguirá recortándose en 2025, de acuerdo a los anuncios de distintos países, no solo Estados Unidos. “Esto está teniendo un impacto ya, en la reducción de vacunas y en colectivos muy vulnerables, como refugiados, migrantes, mujeres, personas con enfermedades, niños en edad escolar…”, afirma Botella.
Para frenar esa senda de desmantelamiento de la AOD, este economista considera clave conferencias como la que arranca el lunes en Sevilla. Botella apunta a las iniciativas SPA (Sevilla Platform for Action, en sus siglas en inglés), que son ámbitos de compromisos a los que pueden llegar grupos de países y organizaciones en torno a un tema como el cumplimiento del 0,7% en ayuda al desarrollo, que se sigue sin alcanzar. “Deseamos que tarden 50 años en que se cumplan esos compromisos, como ha pasado con el 0,7%, así verán lo que se sufre con eso”, ironiza Botella sobre la prisa en firmar la aportación del 5% del presupuesto al gasto en Defensa de los Estados miembros de la OTAN.
Los escasos avances en materia de deuda son uno de los puntos que más se ponen en cuestión sobre el contenido del Compromiso de Sevilla. “Estaban puestas las esperanzas no solo de la sociedad civil, sino de los países deudores y se ha quedado muy corto porque la UE, Reino Unido y otros países acreedores han ido vaciando la propuesta”, coincide Iolanda Fresnillo, responsable de Políticas de Eurodad (Red Europea sobre Deuda y Desarrollo).
La sociedad civil cuestiona la preponderancia que siguen teniendo los países miembros del G-20, de la OCDE o entidades como el FMI o el Banco Mundial. “La sociedad civil del Norte Global debe presionar a sus gobiernos para que asuman su responsabilidad histórica y el impacto actual de nuestro modelo de desarrollo en el Sur Global”, sostiene José Carlos Alcázar, representante de Futuro en Común.
Con todo, Fresnillo se muestra optimista. “La deuda está llegando a una espiral en la que unos países siguen endeudándose a costa de sus servicios públicos para poder pagarla, con lo que se acabarán concediendo las cancelaciones”, sostiene la investigadora. En este sentido, considera que es relevante la inclusión en el documento final de la creación de una plataforma de países deudores. “Es algo que lleva años encima de la mesa. ”, indica Fresnillo.
Menos controversia genera el contenido del Compromiso en materia de fiscalidad. “Hay nuevas promesas como la equidad de género, algo bastante nuevo y que no se encuentra en otros apartados”, señala Nicola Scherer, investigadora del Observatorio de la Deuda en la Globalización, y destaca los avances sobre la voluntad de crear una mayor transparencia internacional en el sistema tributario. “Es positivo porque se relaciona con la necesidad de combatir los flujos ilícitos de dinero o los paraísos fiscales”.
Scherer también destaca la mención a que las empresas paguen sus impuestos en los países donde operan, además de señalar a las personas más ricas, como sujetos impositivos. “Defendemos que la recaudación de manera justa del dinero, los sistemas progresivos de fiscalidad o el control de los flujos de dinero no son solo un tema de los países del Sur Global”, sostiene.
“Trump no es el único aguafiestas”
“La gobernanza debe ser desplazada a Naciones Unidas, para que los países del Sur Global tengan participación igualitaria y que los intereses de los poderosos sean fiscalizados”, indica Alcázar. La defensa de la multilateralidad en la toma de decisiones, para garantizar marcos más inclusivos, es otro de los elementos claves que centran las reivindicaciones de la sociedad civil y que se ofrecen como solución al bullying de unilateralidad que define la estrategia geopolítca y comercial que Donald Trump ejerce desde EE UU.
Las organizaciones insisten en “no simplificar la narrativa que relata a EE UU como el único aguafiestas”. “Muchos gobiernos del Norte Global destriparon activamente la ambición del Compromiso de Sevilla a puerta cerrada”, advierten. “La situación de EE UU ahora es complicada, pero este gobierno acabará y vendrá otro, por eso tenemos que trabajar a largo plazo”, defiende Fresnillo. Para Scherer la ausencia deliberada del Gobierno estadounidense puede, por el contrario, “convertirse en una oportunidad” para el resto.
En el foro también se debaten otros de los elementos que forman parte del Compromiso de Sevilla, como la gobernanza de la ciencia, la tecnología y la innovación y la amenaza que supone que la inteligencia artificial y el control de datos esté en manos de unos pocos. “El cambio tiene que venir desde abajo”, defiende Alcázar. “No podemos sostener un modelo de bienestar basado en el empobrecimiento de otros países ni en la destrucción del planeta”, agrega.
Pese a la crítica, subyace un poso de optimismo: el mero hecho de que se celebre la cumbre es, en sí mismo, un ejercicio de multilateralismo. “Naciones Unidas no tiene el rol de liderazgo que desearíamos, pero sigue teniendo un papel como coordinador de los distintos actores de cooperación”, apunta Botella. “Después de Sevilla seguiremos trabajando”, afirma.