La Unión Africana (UA) ha pedido este jueves al Gobierno de Estados Unidos que adopte un “enfoque más consultivo” y que establezca “un diálogo constructivo” con los países africanos afectados por la prohibición de entrada o restricciones de viaje anunciadas por el presidente estadounidense, Donald Trump, y que entrarán en vigor el 9 de junio. De los 12 países a cuyos ciudadanos se negará el acceso a EE UU, siete son africanos: Chad, República del Congo, Somalia, Eritrea, Guinea Ecuatorial, Sudán y Libia. La Casa Blanca ha impuesto, además, limitaciones de viaje para otros tres países del continente: Burundi, Togo y Sierra Leona.
La reacción ha sido casi inmediata y procede de la Comisión de la UA, presidida por el diplomático yibutí Mahmoud Ali Youssouf. El organismo ha asegurado en un comunicado haber “tomado nota” del anuncio de las citadas restricciones de viaje y ha reconocido “el derecho soberano de todas las naciones a proteger sus fronteras y garantizar la seguridad de sus ciudadanos”. Sin embargo, también ha instado “respetuosamente” a la Casa Blanca a “ejercer este derecho de manera equilibrada, basada en la evidencia y reflejando la vieja alianza entre Estados Unidos y África”.
Youssouf ha pedido a la Administración de Trump que consulte a los países afectados antes de adoptar estas medidas y que abra canales de comunicación con sus respectivos gobiernos para “abordar cualquier problema subyacente que pueda haber fundamentado esta decisión”. La Comisión ha expresado su preocupación por “el posible impacto negativo” de las prohibiciones y restricciones de viaje “en los vínculos interpersonales, el intercambio educativo, la colaboración comercial y las amplias relaciones diplomáticas que se han cultivado cuidadosamente durante décadas”. La UA se ha ofrecido a apoyar los esfuerzos para un mejor entendimiento entre los países africanos y las autoridades estadounidenses.
Viejas tensiones
Tres de los diez países africanos afectados por las restricciones anunciadas por Trump este miércoles ―Libia, Somalia y Sudán― ya habían sido incluidos en una lista similar en 2017, durante el primer mandato del republicano. La polémica norma, conocida como Muslim Ban, establecía prohibiciones de entrada al territorio estadounidense a naciones donde la mayor parte de la población practica la religión musulmana. La mayor parte de las restricciones previstas en la orden dictada por el magnate fueron derogadas por el presidente Joe Biden en 2021.
En este segundo mandato del republicano, las relaciones entre Washington y el continente africano han estado marcadas por tres hitos: la retirada o recortes de la ayuda internacional, que ha generado un gran impacto en programas de derechos civiles, de salud pública y de lucha contra la pobreza; el intento de socavar a China como primer socio comercial del continente mediante nuevos acuerdos mineros o comerciales con países como la República Democrática del Congo o Ruanda, y la crisis con Sudáfrica por el falso “genocidio blanco”. Un encuentro en la Casa Blanca entre Trump y el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, se convirtió hace dos semanas en una exposición pública de reproches del mandatario estadounidense, que acusó al país africano de alentar el asesinato de personas blancas, a quienes Estados Unidos ofrece refugio.
Durante el primer mandato de Trump se produjo un grave incidente que todavía se recuerda en África. Ocurrió en 2018, cuando el líder estadounidense llamó “países de mierda” a todas las naciones africanas, así como a Haití y El Salvador. Entonces, la UA reaccionó con dureza y acusó a Trump de mantener un lenguaje “vulgar, despectivo y racista”, exigiéndole que se retractara de sus palabras y pidiera perdón por ellas.