Naciones Unidas ha exigido este lunes un incremento “masivo y urgente” del flujo de ayuda humanitaria que entra en Gaza, después de que los dos primeros días de supuesto alivio del bloqueo a la Franja por parte de Israel no hayan representado un cambio significativo ni aliviado la crisis del hambre. Las agencias de la ONU, que exigen una tregua para estabilizar la situación humanitaria, afirman estar preparadas para introducir en el enclave hasta 700 camiones con suministros al día, una cifra que consideran imprescindible para evitar una hambruna inminente. También denuncian que Israel mantiene los obstáculos “burocráticos y de seguridad” al ingreso de ayuda, según el jefe de Asuntos Humanitarios de la ONU, Tom Fletcher. Fuentes gazatíes han informado este lunes por la tarde de la entrada a Gaza, por segundo día consecutivo, de menos de 100 de esos vehículos.
Las autoridades israelíes empezaron el domingo a aplicar lo que llamaron “pausas humanitarias” en tres zonas distintas del enclave −Ciudad de Gaza, Deir el Balah y Al Mawasi− con el objetivo oficial de facilitar la llegada de la ayuda hacia la población civil. Del mismo modo, el ejército israelí, que ocupa militarmente la Franja, aseguró que facilitaría “rutas seguras” para que los convoyes de la ONU pudieran llegar hasta los almacenes, donde se prepara la distribución a los gazatíes.
Sin embargo, la realidad sobre el terreno contrasta con las promesas israelíes. La mayoría de los 73 camiones que accedieron a la Franja el domingo fueron saqueados por multitudes hambrientas. Cooperantes gazatíes denuncian que eso ocurrió bajo la supervisión de las tropas israelíes. Ante esa realidad, familias y clanes armados gazatíes han dado este lunes un paso al frente para escoltar los camiones hasta las instalaciones de las agencias humanitarias, según explican a EL PAÍS, fuentes del Centro Palestino de los Derechos Humanos, que monitorea la acción humanitaria en el enclave.
Mientras los palestinos de Gaza luchan por llevarse algo a la boca, las tropas de Israel continúan abriendo fuego en la Franja. El Ministerio de Sanidad del territorio palestino invadido ha informado este lunes de la muerte de 65 personas en ataques israelíes, de las cuales 25 esperaban ayuda en las zonas de reparto de la controvertida entidad Fundación Humanitaria de Gaza, custodiada por mercenarios extranjeros y por el ejército israelí. Más de 1.100 personas han fallecido en el interior o alrededor de esas instalaciones desde que iniciaron su actividad a finales de mayo.
Israel anunció el alivio del bloqueo de la ayuda en un momento de aumento de la presión internacional. A escala global, múltiples gobiernos europeos señalaron la semana pasada al ejército israelí como responsable del bloqueo humanitario y de sus consecuencias en la Franja. Mientras, el reguero de muertes por inanición y la amenaza de una hambruna inminente forzaron a los dirigentes israelíes a abrir algo el grifo de la ayuda.
Ello no ha evitado que los gazatíes sigan sucumbiendo al hambre. Las autoridades gazatíes han informado este lunes de la muerte por causas relacionadas con la malnutrición de 14 personas en las últimas 24 horas. De las 147 que han fallecido por ese motivo desde octubre de 2023, casi la mitad lo han hecho en lo que va de julio.
En ese contexto, el jefe de la ayuda humanitaria de la ONU, Tom Fletcher, ha exigido en esta jornada que las autoridades israelíes permitan a los organismos internacionales que trabajan bajo el paraguas de Naciones Unidas introducir hasta 700 camiones diarios con suministros, algo que ya sucedió “durante 42 días” en el marco de la tregua que existió entre enero y marzo, antes de que Israel la rompiera unilateralmente el pasado 18 de marzo. Previamente, el día 2 de ese mes, había decretado un bloqueo total a la entrada de suministros básicos, como comida o combustible, en Gaza.
Fletcher explicó en declaraciones a la BBC que “lo de ayer [en referencia al domingo] fue un comienzo”, pero que hay que incrementar el flujo “en escala y en velocidad”. Los pocos camiones que accedieron al enclave el domingo, concluyó, fueron “una gota en el océano” en comparación con lo que se necesita.
Solo una semana
El director advirtió que sus equipos sobre el terreno creen que Israel facilitará las llamadas “pausas humanitarias” solo durante una semana más, haciendo que los próximos días resulten “decisivos” para evitar una catástrofe mayor. El humanitario desacreditó a los portavoces del ejército israelí, que la noche del domingo repitieron que no aplican ningún bloqueo, y denunció que las agencias de la ONU se siguen encontrando con obstáculos “burocráticos y de seguridad”.
Esas dificultades mantienen miles de camiones con carga humanitaria fuera de Gaza a la espera de una luz verde. Pero también amenazan la seguridad de los pocos vehículos que logran recibir los permisos necesarios de Israel para traspasar los pasos fronterizos y distribuir su mercancía en el interior del enclave, por el alto riesgo de saqueo de una población desesperada y hambrienta.
“Es difícil conseguir que los camiones lleguen a los almacenes de la ONU”, explicó el lunes Ayman Labad, investigador de la Unidad de Derechos Económicos y Sociales del Centro Palestino de los Derechos Humanos. Desde el inicio de la ofensiva, explica, las fuerzas israelíes “han estado lanzando ataques contra el personal de la policía civil”, haciendo que ahora el territorio padezca “el caos y la falta de un control de seguridad”.
El investigador, que atendió a este diario desde Deir el Balah, en el centro del enclave, pone como ejemplo lo ocurrido el domingo: “73 camiones entraron a Gaza, pero la mayoría fueron saqueados por el deterioro y la hambruna generalizada”. Ante la ausencia de tropas israelíes que procuraran un trayecto seguro para los convoyes, “clanes armados” han tratado de “dar seguridad” a los camiones que han accedido este lunes, que Labad cifró de manera provisional en alrededor de un centenar. Este trabajador humanitario también desea que la entrada de la ayuda se multiplique por su mujer y sus propios hijos, quienes “hace más de un año que no comen fruta”.
Las organizaciones humanitarias aconsejan desde hace meses “inundar” la Franja con suministros básicos, no solo para distribuir comida entre los gazatíes, sino para abaratar el precio estratosférico de los escasos alimentos que quedan en el enclave. Mohammed Salha, residente en la Ciudad de Gaza, ha cifrado este lunes en más de 100 dólares (unos 86 euros) lo necesario para alimentar a una familia durante un solo día, “una cantidad que ninguna familia se puede permitir”.
Hani Aaskari, residente en Deir el Balah, relata que ha salido del mercado con las manos vacías: “Aún no percibimos el impacto de las supuestas pausas humanitarias”, responde, en una muestra de desconfianza hacia las supuestas medidas israelíes para aliviar el hambre: “He intentado conseguir algo para mi familia, pero no he encontrado nada”, lamenta este hombre, cuya familia ha sido víctima de un mísil este mismo lunes. “Un avión no tripulado israelí ha bombardeado esta madrugada un edificio en Deir el Balah”, relata con resignación: “Han matado a mi prima y han herido su marido”. Aunque ese ataque se produjo fuera del horario de la “pausa humanitaria” de Israel, Aaskari denuncia que las tropas israelíes no detienen las hostilidades en las zonas designadas durante esos ceses.
El domingo, los equipos médicos de cuatro hospitales distintos citados en un reportaje de The New York Times aseguraron que no cuentan con el tratamiento necesario para atender a los a bebés malnutridos graves en Gaza. Ante la imposibilidad de salvarles la vida, solo pueden aliviar su dolor.