
Según un nuevo estudio de la Universidad de Harvard, las mujeres expuestas a altos niveles de sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, conocidas como PFAS y presentes en el teflón, la ropa impermeable, espuma antiincendios o envoltorios de comida, tienen más probabilidades de sufrir alteraciones hormonales.
El estudio, publicado el viernes en la revista médica ‘JAMA Network Open’, analizó muestras de sangre en busca de siete tipos de compuestos de PFAS y descubrió que determinadas sustancias químicas estaban asociadas a alteraciones hormonales.
Las PFAS son sustancias sintéticas valoradas por su resistencia al calor, el agua y las manchas, y se utilizan habitualmente en utensilios de cocina antiadherentes, envases alimentarios y productos menstruales desechables y reutilizables. Se denominan “sustancias químicas eternas” porque no se degradan fácilmente en el medio ambiente.
Las sustancias químicas eternas se han relacionado con el cáncer y otros riesgos graves para la salud. Pueden entrar en el cuerpo humano a través del agua potable, los alimentos y los productos cotidianos, y recientes investigaciones sugieren que también pueden absorberse a través de la piel. En el estudio, las mujeres que presentaban signos de alteración endocrina tenían concentraciones medias más elevadas de varios compuestos PFAS que las que no los tenían.
Por alteración endocrina se entiende cualquier alteración de la función hormonal normal que pueda provocar una reducción de la fertilidad, anomalías en los órganos sexuales, trastornos del ciclo menstrual y pubertad precoz. El estudio tiene algunas limitaciones porque utilizó muestras de una sola extracción de sangre, lo que significa que es posible que una alteración endocrina preexistente pudiera haber afectado a la forma en que el organismo procesa los PFAS.
Es difícil evitar la exposición a los PFAS. Hace dos años, el Forever Pollution Project -una investigación realizada por periodistas de toda Europa- identificó cerca de 23.000 lugares contaminados con PFAS. El proyecto también reveló otros 21.500 lugares potencialmente contaminados debido a actividades industriales actuales o pasadas, concluyendo que “la contaminación por PFAS se extiende por toda Europa”.
En 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó dos PFAS -el ácido perfluorooctanoico (PFOA) y el ácido perfluorooctanesulfónico (PFOS)- como cancerígenos y posiblemente cancerígenos para el ser humano, respectivamente. Ambas sustancias están prohibidas en la Unión Europea.
Sin embargo, las organizaciones europeas de defensa de los consumidores advierten de que muchos PFAS siguen presentes en productos de uso cotidiano. A principios de este año, la Organización Europea de Consumidores (BEUC) analizó 221 productos disponibles en el mercado europeo, tanto en tiendas físicas como en línea.
La BEUC descubrió que 62 productos contenían niveles de flúor orgánico total -un marcador contenido en los PFAS y utilizado habitualmente para indicar su presencia- superiores al límite propuesto en la futura restricción a escala de la UE. Casi las 16 categorías de productos analizadas contenían sustancias químicas nocivas, entre ellas vendas adhesivas, palomitas para microondas y cinta kinesiológica.
