La política portuguesa ha vivido este domingo una revolución, que altera el modelo de partidos vivido desde 1974, tras la caída de la dictadura. La coalición conservadora AD, liderada por Luís Montenegro, ha ganado las elecciones, pero el gran triunfador de la noche es el líder de Chega, André Ventura, que se ha convertido en la segunda fuerza, por delante del Partido Socialista, que encabeza Pedro Nuno Santos. Con el 81% del escrutinio ya realizado, AD alcanzaría el 35,7%, Chega, el 23,6% y el PS, el 22,8%. Esto confirmaría el entierro definitivo del bipartidismo que ha distinguido la política portuguesa desde la Revolución de los Claveles en 1974, pero también el abandono de la idea de que la sociedad portuguesa se escoraba a la izquierda. La suma de fuerzas de izquierdas es la más irrelevante de la historia de la democracia del país.
El avance de la ultraderecha se ha producido sobre todo en el sur del país, hasta ahora un territorio en manos del Partido Socialista. Si en 2024 Chega se impuso en el Algarve, se ha convertido también en la fuerza más votada en las regiones de Lisboa, Setúbal y Portalegre. “Es un resultado histórico, aunque tenemos que esperar si se confirma. Chega ha matado el bipartidismo en Portugal”, dijo Ventura en su primera intervención, donde reivindicó que estos resultados le confirman como “una alternativa de gobierno”.
Parecía que el domingo electoral iba a imitar al vivido de hace un año, pero las preferencias muestran cambios profundos. Contra los teóricos de la fatiga electoral, los portugueses votaron más que en 2024: 61,79%, casi dos puntos más (59,84%) que en marzo de 2024. Nada que ver con las colas históricas que se formaron ante los colegios electorales hace 50 años para elegir a los diputados que tendrían que redactar la Constitución, pero entonces los portugueses votaban libremente por vez primera tras medio siglo de dictadura y ahora votan casi cada año, al menos desde 2022. En esta ocasión, forzados por la caída del Gobierno de la coalición conservadora AD debido a la crisis abierta por una cuestión de ética política del primer ministro, Luís Montenegro, que mantuvo operativa la empresa familiar, Spinumviva, cuando llegó al cargo.
Las reacciones iniciales, antes aún del escrutinio definitivo, mostraron el júbilo en las sedes de AD y Chega. “AD salió reforzadísima de este acto electoral”, subrayó Hugo Soares, presidente del grupo parlamentario de AD. “El país ha reforzado la confianza en el Gobierno y en el jefe de Gobierno, Luís Montenegro”, subrayó.
La gran cuestión es si estos resultados permitirán una solución de gobierno estable, dado que la suma de AD e Iniciativa Liberal no da mayoría absoluta. Faltan aún por conocerse los resultados del voto del exterior, donde un millón y medio de portugueses tienen derecho a elegir cuatro diputados (dos por la circunscripción de Europa y dos por el resto del mundo), pero el resultado del recuento no se conocerá hasta el 28 de mayo.
Las anteriores elecciones, también anticipadas por la dimisión del socialista António Costa como primer ministro en noviembre de 2023 al verse envuelto en una investigación judicial que 18 meses después sigue sin dar resultados, marcaron dos hitos importantes. Por un lado, la izquierda encogió su peso en la Asamblea de la República hasta el 40%, el tercer porcentaje más bajo de toda la democracia. Por otra, la ultraderecha rompió el bipartidismo que había caracterizado la política portuguesa desde la Revolución de los Claveles al recibir más de un millón de votos y obtener 50 escaños. El triunfo de André Ventura, con un partido radical que solo tenía un lustro de historia, no alteró los planes de Luís Montenegro para mantener el cordón sanitario frente a la extrema-derecha.
Una de las incógnitas de esta noche es saber si Montenegro seguirá refractario a los acuerdos con la extrema derecha si logra una victoria insuficiente. El líder de AD ha mostrado a las claras su voluntad de pactar con Iniciativa Liberal, cuarta formación parlamentaria. Es un amor correspondido. Pero si, como indican los sondeos, la suma de ambos no garantiza mayoría absoluta, el primer ministro volvería a enfrentar un calvario similar al que ha vivido este año en la Asamblea. En más de una ocasión ha tenido que aprobar medidas impuestas por la oposición con las que discrepaba, como la eliminación de peajes en algunas autovías. Y no hay que olvidar que, a los pocos meses de asumir el cargo, tuvo varias reuniones secretas con André Ventura para tratar de conseguir su apoyo para aprobar los Presupuestos.
Si la victoria es socialista, Pedro Nuno Santos tendría un escenario incluso más endiablado que Montenegro, ya que los sondeos no prevén que el peso parlamentario de la izquierda supere al de la derecha. El líder del PS ha exigido en campaña “reciprocidad” a la coalición conservadora para que les deje gobernar, como hicieron ellos al votar contra dos mociones de censura, apoyar los Presupuestos y pactar la presidencia de la Cámara.
El presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, convocará a los líderes de todos los partidos a partir del lunes para conocer sus preferencias para tratar de conseguir una gobernación estable. En su discurso del sábado, animó a los portugueses a votar en tiempos inciertos. “No participar tiene aún menos sentido que en otras elecciones, es enterrar la cabeza en la arena”, indicó.