Las negociaciones para una posible tregua en Gaza se estancan de nuevo pese a la situación límite que se vive en la Franja. La Oficina del primer ministro de Israel, Benajmín Netanyahu, que este jueves dijo estar “evaluando” la última propuesta de alto el fuego de Hamás para Gaza, ha anunciado horas más tarde el regreso de sus negociadores a Israel. La oficina no ha detallado si esa retirada desde Qatar, uno de los mediadores, supone el fin de las conversaciones por una tregua, tal y como ha ocurrido en ocasiones anteriores. Mientras el diálogo indirecto entre ambas partes en Doha se alarga desde primeros de julio, de momento sin resultados, la situación en la Franja es dramática. “Las personas en Gaza no están ni vivas ni muertas, son cadáveres andantes”, ha ilustrado este jueves la ONU en la última voz de alarma registrada por el hambre en el territorio palestino.
El Ministerio de Sanidad gazatí informó el jueves de la muerte de dos personas más por inanición, lo que eleva la cifra de víctimas por el hambre a un total de 48 este mes y 113 desde el inicio de la guerra. Los casos registrados durante los primeros 24 días de julio suponen así el 42% por ese motivo desde octubre de 2023.
Sobre el terreno, la mortalidad causada por la falta de alimentos se acelera. La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) reveló el miércoles en un informe que la malnutrición aguda se propaga entre los menores de cinco años. Un total de 5.000 de 56.000 niños de esa edad examinados durante la primera mitad de julio en Deir al Balah (centro) o Jan Yunis (sur) sufrían esa condición. Se trata del 9% de los pacientes. En febrero, cuando la tregua seguía vigente y la comida fluía en Gaza, la cifra era del 2%. En ciudad de Gaza, la situación es peor. Entre 15.000 niños analizados, el 16% sufría malnutrición aguda. En febrero, era el 4%.
El impacto de la ofensiva israelí sobre la infancia va más allá del hambre. Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef, protestó la semana pasada ante el Consejo de Seguridad de la ONU lamentando que más de 17.000 de los más de 59.000 gazatíes que han muerto durante 21 meses de guerra son menores. “Estos niños no son combatientes”, objetó. La humanitaria lo comparó con la muerte de toda una clase de 28 alumnos a diario.
“Las personas en Gaza no están ni vivas ni muertas, son cadáveres andantes”, ha dicho con crudeza este jueves Philippe Lazzarini, jefe de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA). El director de la agencia ha asegurado que su organización cuenta con “el equivalente a 6.000 camiones de comida y suministros médicos” esperando en Egipto y Jordania a que Israel abra los cruces fronterizos, algo a lo que este julio se comprometió ante la UE.
La situación desesperada que padece la población gazatí eleva la atención sobre lo que suceda con las conversaciones alrededor de un alto el fuego. Múltiples voces de la comunidad internacional perciben ese acuerdo como la única vía para poner fin a lo que actores como la Organización Mundial de la Salud definen como una “hambruna” que ha sido fabricada “por el hombre”.
El enviado de la Casa Blanca en Oriente Medio, Steve Witkoff, se reúne este jueves en Cerdeña con el negociador y confidente de Benjamín Netanyahu, Ron Dermer, y con representantes cataríes en un intento de dar un impulso definitivo a los esfuerzos diplomáticos. El martes, un desliz por parte de otro portavoz en Washington desveló que Witkoff pretendía viajar después a Qatar, lo que ha incrementado el nerviosismo acerca de una posible tregua cercana. La secretaria de prensa de los EE UU, Karoline Leavitt, ha indicado que su Gobierno quiere un alto el fuego y la liberación de los cautivos “cuanto antes”.
Entre tanto, la arena del litoral gazatí sigue temblando por la metralla. La ofensiva israelí ha matado al menos 89 personas y ha dejado heridas otras 453 en 24 horas, según informó el Ministerio de Sanidad gazatí, en manos de Hamás, la tarde del jueves. La misma información indica que 23 de los nuevos fallecidos buscaban comida, ampliando la cifra de muertes en las zonas de reparto por encima de las 1.080.
La propuesta de tregua que está encima de la mesa contempla 60 días de cese temporal de las hostilidades. Durante ese tiempo, se incrementaría el flujo de la ayuda humanitaria mientras Hamás liberaría a 28 cautivos ―10 de ellos, vivos― e Israel liberaría una cifra por determinar de presos palestinos. Los dos meses también servirían para negociar un alto el fuego permanente y para buscar un modelo de gobernanza para el enclave que excluya a Hamás.
A pesar de ello, filtraciones publicadas en distintos medios regionales enfrían la probabilidad de un acuerdo inminente. Una fuente palestina citada por el medio israelí Haaretz explica que la respuesta de Hamás, la misma que la oficina de Netanyahu dice estar estudiando, incluye “reservas” sobre la presencia militar que Israel exige mantener en el enclave ―alrededor de una cuarta parte del territorio― durante la tregua temporal. La milicia, añade la fuente, se opone a que el despliegue de las tropas israelíes permita dividir la Franja y restringir el movimiento de los gazatíes, algo que ve como un indicio de la intención de Israel de permanecer en la Franja incluso después de la tregua temporal.
El otro punto de discrepancia, inexistente durante los primeros 18 meses de negociaciones, pero ahora convertido en central, es el destino de la acción humanitaria. Hamás exige la reanudación del sistema liderado por la ONU para que el territorio no dependa de la controvertida entidad privada donde el fuego alcanza los gazatíes a diario. Israel presenta esta demanda como una demostración de que Hamás se beneficia de la ayuda distribuida por la ONU.
La situación añade presión a las instituciones para actuar. Según Reuters, un portavoz de la Comisión Europea advirtió el jueves de que todas las opciones están sobre la mesa si Israel no cumple con sus compromisos humanitarios en Gaza. La declaración es un calco del aviso que Kaja Kallas, máxima responsable de Asuntos Exteriores en Bruselas, lanzó el martes.
Más de 60 miembros del Parlamento Europeo han enviado este jueves una carta a Kallas reclamando que la UE aplique sanciones y un embargo de armas sobre Israel. “Seamos claros”, reza la carta, “la historia no mirará con buenos ojos el silencio y la complicidad de la UE ante la hambruna y el genocidio en Gaza”.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, contempla atónito la paciencia de la comunidad internacional con Israel. “No sé por qué estamos hilando tan fino”, dijo el miércoles. “Una proporción grande de la población en Gaza se está muriendo de hambre”, argumentó el humanitario: “No sé cómo llamarlo si no es hambruna, y ha sido provocada por el hombre”.
Las palabras de la OMS se alinearon con la denuncia compartida de más de 100 organizaciones internacionales, que el miércoles denunciaron una hambruna en Gaza y acusaron Israel de bloquear la ayuda humanitaria. Las autoridades israelíes han rechazado esas acusaciones de pleno. El Ministerio de Asuntos Exteriores israelí ha denunciado a ese centenar de grupos por “impulsar” la propaganda de Hamás: “En lugar de enfrentarse a la organización terrorista, la abrazan como propia”. Por su parte, el presidente Isaac Herzog, que estuvo en Gaza la noche del miércoles, ha asegurado que es “absurdamente claro que el obstáculo para la acción humanitaria es Hamás”.