La incursión el miércoles de drones rusos sobre Polonia, algunos de ellos abatidos con apoyo de varios países de la OTAN, que supone el episodio de mayor tensión entre Moscú y la organización militar desde el inicio de la guerra en Ucrania, ha avivado el debate sobre la vulnerabilidad del flanco oriental de Europa ante la agresividad del Kremlin. Alemania y Francia, dos de los principales aliados, han anunciado ya un refuerzo significativo de la protección y defensa del espacio aéreo polaco en un momento en el que Varsovia y los países del este de Europa exigen a la Alianza Atlántica y a la UE más medios para protegerse.
El presidente francés, Emmanuel Macron, ordenó este jueves la movilización de tres aviones de caza Rafale para proteger el espacio aéreo polaco. “La seguridad del continente europeo es nuestra máxima prioridad. No cederemos ante la creciente intimidación de Rusia”, lanzó el jefe del Elíseo en un mensaje en las redes sociales.
Alemania también ha dado un paso adelante. “Además de los compromisos ya existentes en los países bálticos y Polonia, el Gobierno federal prolongará y ampliará la vigilancia aérea sobre Polonia”, anunció el portavoz del Gobierno de Friedrich Merz, Stefan Kornelius. Es la llamada “misión de policía aérea” de la OTAN.
La misión de vigilancia aérea alemana sobre Polonia, que iba a concluir a finales de mes, se prolongará hasta que acabe el año. Además, el número de aviones de combate germanos Eurofighter que participan en la misión se duplicará de los actuales dos a cuatro. “La Fuerza Aérea establecerá inmediatamente la disponibilidad operativa”, cita la televisión estatal alemana al Ministerio de Defensa.
Dentro del compromiso de la defensa común, son varios los países que tienen desplegadas fuerzas en el flanco oriental de la OTAN para hacer frente a la amenaza rusa. España, por ejemplo, tiene despliegues terrestres en Letonia, Eslovaquia y Rumania y misiones de policía aérea en los países bálticos.
La Alianza Atlántica aguarda aún el resultado de la investigación sobre el incidente del miércoles; sobre todo se quiere averiguar si la entrada de ese enjambre de drones al espacio aéreo polaco (desde Bielorrusia) fue intencionada, como una más de las provocaciones de Vladímir Putin, o fortuita. Además, se emitirá un análisis operativo de lo ocurrido en los próximos días y se abordará qué medidas son necesarias para mejorar la defensa aérea de la Alianza.
“La respuesta de los aliados debe ser firme. Necesitamos más OTAN en los bálticos”, ha reclamado el ministro de Defensa letón, Andris Spruds. Un grupo de países centroeuropeos —República Checa, Austria, Hungría, Eslovenia y Eslovaquia— aprovecharon una cita de ministros de Exteriores en este último país que tenían programada para discutir también “las provocaciones rusas como la violación del espacio aéreo polaco, el fortalecimiento de la defensa aérea en la frontera oriental de la OTAN y el apoyo a Ucrania en su camino hacia la UE”, adelantó uno de los participantes, el ministro checo Jan Lipavsky.
Varios países europeos más, entre ellos España, han convocado a los embajadores rusos o encargados de negocios para protestar por lo ocurrido. También están llamando a consultas a sus representantes diplomáticos en Moscú. “Las violaciones rusas son inaceptables y constituyen una amenaza para la seguridad de Europa”, declaró este jueves la ministra de Asuntos Exteriores de Suecia, Maria Malmer Stenergard.
En paralelo, en la UE las conversaciones para sacar adelante el decimonoveno paquete de sanciones a Rusia por su guerra contra Ucrania se han acelerado. Alemania se ha comprometido a trabajar en Bruselas para lograr una “aprobación rápida” del nuevo paquete de sanciones que prepara la Comisión Europea. También en Bruselas, el comisario de Energía, Dan Jorgensen, que se reunió con su colega estadounidense, Chris Wright, aseguró que, aunque la cuestión de las sanciones a Rusia no estuvo sobre la mesa, sí que se discutió “cómo podemos poner más presión a Rusia frenando su capacidad de hacer dinero vendiendo energía” a Europa.
Jorgensen ha presentado un plan para que la UE deje de comprar gas y combustible a Rusia tras 2027, con la alternativa de la adquisición de gas natural licuado (GNL) a Estados Unidos, algo que forma parte del controvertido acuerdo comercial cerrado con el presidente Donald Trump.