André Ventura, fundador de Chega, será el nuevo líder de la oposición en Portugal. El voto del exterior ha consolidado al partido de ultraderecha como la segunda fuerza parlamentaria, por delante del Partido Socialista, relegado así a la tercera posición por vez primera en la historia de la democracia. Ambas formaciones habían empatado en número de escaños (58 diputados) en las elecciones del pasado domingo 18, aunque los socialistas habían aventajado a Chega en 48.812 votos.
Tras el recuento de los sufragios emitidos por los emigrantes portugueses, Chega tendrá derecho a dos parlamentarios más, creciendo así hasta 60, mientras que los socialistas sumaron una nueva decepción electoral al no conseguir ninguno de los cuatro escaños que se eligen fuera del país. El escrutinio también ha deparado alegrías a la coalición conservadora AD, que venció en los recientes comicios y aumentó su fuerza parlamentaria en relación a 2024 (de 80 a 89 escaños). Con el voto emigrante sumará dos nuevos diputados y alcanza los 91.
La disputa por la segunda posición entre la extrema derecha y los socialistas tenía una gran relevancia política. Para el Partido Socialista (PS), se trataba de conservar el papel tradicional que ha tenido en el último medio siglo, donde siempre ha alternado su rol de partido de gobierno con el de líder de la oposición, cuando han perdido frente al Partido Social Demócrata (PSD, centro derecha y socio mayoritario de la coalición AD). Para Chega, el sorpasso les consolida como un partido central del sistema político en Portugal que puede presentarse a partir de ahora como una alternativa de gobierno. La victoria, además, tiene el regusto de las sorpresas: ni un solo sondeo anticipó el descalabro socialista y el avance de los populistas.
El voto emigrante −tienen derecho a participar más de un millón y medio de portugueses expatriados- elige cuatro diputados para la Asamblea de la República, dos por la circunscripción de Europa y otros dos, por el resto del mundo. En ambas ganó Chega, que obtiene respaldos abrumadores en países como Suiza (45,7%), donde ya había ganado en 2024. Esta vez también se impone en territorios donde antes había ganado el PS como Francia, Bélgica o el Reino Unido.
En solo seis años, Ventura, un antiguo militante del centroderecha que creó el nuevo partido sobre la base de una corriente de oposición interna contra el liderazgo de Rui Rio en el PSD llamada Chega (Basta en español), ha protagonizado el ascenso más meteórico de la democracia en Portugal. En 2019 se estrenó en el Parlamento como diputado único y, en cada elección, ha ampliado su presencia hasta superar el millón de votos en las elecciones de 2024 y obtener 50 diputados.
Con los resultados recientes, la ultraderecha accede a un territorio nuevo, que el propio Ventura describió este miércoles en un tuit como el lugar de “la alternativa al Gobierno, la voz del cambio”. “Nada seguirá igual, los portugueses van a recuperar su país”, escribió. En sus discursos, el líder de Chega arremete a menudo contra “el régimen de abril”, en alusión a la democracia inaugurada tras la Revolución de los Claveles, y en los carteles de esta campaña pedía “una oportunidad” para “salvar el país”.
Chega ha conquistado a su electorado con un gran manejo de las redes sociales y un discurso asentado en dos pilares básicos: el rechazo a la inmigración y la denuncia de la corrupción política. Con ambos mensajes ha logrado arrebatar territorios que eran feudos tradicionales de la izquierda desde abril de 1974, cuando los capitanes de abril derribaron la dictadura, como ocurrió en el Alentejo.
El primer aviso se dio en 2024, cuando la extrema derecha se convirtió en la fuerza más votada en el Algarve, la región más turística del país. En los actuales comicios ha ganado en los distritos del sur que antes votaban mayoritariamente al Partido Socialista, que está en pleno proceso de sustitución de liderazgo tras la dimisión de su secretario general, Pedro Nuno Santos, por la contundente derrota.
Este jueves está previsto que el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, realice una segunda ronda de entrevistas con los líderes de las tres fuerzas mayoritarias (AD, Chega y PS) antes de designar a un primer ministro. Se da por hecho que será Luís Montenegro, como vencedor electoral al frente de AD, el elegido, pero Rebelo de Sousa trata de obtener de la oposición un compromiso de estabilidad política que aleje la sombra de la repetición de elecciones. Sucesivas crisis políticas, de origen diverso, han provocado que el país celebrase tres comicios anticipados en apenas tres años.
Los socialistas están acelerando el proceso de recambio y apuestan por el exministro del Interior, José Luís Carneiro, que ya se ha mostrado dispuesto a pactar temas de Estado con el Gobierno. A diferencia de su antecesor, no tiene interés en crear una comisión de investigación en el Parlamento para clarificar lo que todavía se desconoce de Spinumviva, la empresa familiar que el primer ministro Montenegro mantuvo operativa tras llegar al cargo y que originó la crisis que desembocó en las elecciones. Es probable que el futuro Gobierno encuentre más complicidad en las filas socialistas que en las de Chega, que ahora estará interesado en erosionar al máximo la figura de Montenegro para buscar una nueva oportunidad de ir a las urnas. Ventura, que pasó parte de la legislatura anterior rogando por un pacto para entrar en el Gobierno de AD, ya solo tiene interés ahora en construirse una imagen como potencial primer ministro de un Gobierno de ultraderecha.