Tras el fiasco de las conversaciones de Estambul entre Ucrania y Rusia, que apenas han arrojado un acuerdo de intercambio de prisioneros —uno de los más numerosos desde que comenzó la guerra, un millar de personas por bando— y un vago compromiso de las delegaciones para volver a reunirse, el siguiente paso para destrabar el proceso de paz parece pasar por una reunión entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladímir Putin, según ha apuntado el propio mandatario republicano. Cuándo, dónde y si siquiera tendrá lugar, eso está aún por ver. Qué resultados pudiera arrojar está todavía menos claro.
El presidente estadounidense volaba este viernes de regreso a Washington tras una gira por las monarquías del golfo Pérsico, mientras a bordo del avión Air Force One que le trasladaba de regreso a la capital de EE UU se desarrollaba una intensa actividad diplomática. El líder ucranio, Volodímir Zelenski, reveló que él mismo, el francés Emmanuel Macron, el británico Keir Starmer, el polaco Donald Tusk y el alemán Friedrich Merz hablaron por teléfono con el republicano. La misma escena se produjo el 10 de mayo en Kiev. De aquella conversación hace una semana, según aseguraron los líderes europeos, salió el compromiso de Trump de secundar la demanda de un alto el fuego inmediato para Putin, bajo la amenaza de imponer nuevas sanciones. Pero el presidente de EE UU no expresó nunca en público su apoyo a esta iniciativa.
“Ucrania está lista para adoptar los pasos más rápidos posibles para conseguir una paz verdadera, y es importante que el mundo mantenga una posición firme”, reclamó Zelenski en un mensaje en redes sociales, en el que insistió en su exigencia de que se impongan sanciones y otros castigos para Moscú en caso de que Putin continúe sin aceptar un alto el fuego. “La presión sobre Rusia debe mantenerse hasta que Rusia esté dispuesta a terminar la guerra”, añadió.
No está claro que el estadounidense vaya a recoger ese guante. El inquilino de la Casa Blanca, acaparado por los fastos en su honor en las distintas etapas de su gira por Oriente Próximo esta semana, se ha mostrado contemporizador, incluso comprensivo, sobre la incomparecencia de Putin en esas negociaciones. El miércoles le disculpó al argumentar que para el ruso solo tenía sentido desplazarse si él fuera a estar allí, y él no iba a estar. No hizo mención alguna a la necesidad de un alto el fuego temporal.
En su lugar, el presidente estadounidense planteó que la única manera de lograr avances será mediante una reunión cara a cara con Putin. “Nada va a ocurrir hasta que él y yo nos veamos”, sostuvo el miércoles. Es una perspectiva con la que coquetea desde sus primeros contactos con el ruso para tratar de poner fin a la guerra, allá por febrero. El Kremlin le secunda: para Putin, una fotografía de un apretón de manos con el republicano es un paso enorme para dejar atrás su papel de paria mundial. El portavoz de Putin, Dmitri Peskov, declaró que un encuentro de ese calibre debe prepararse de manera meticulosa y tener la seguridad de que va a arrojar resultados. “No hay duda de que los contactos entre el presidente Putin y Trump son importantes en el contexto de las negociaciones ucranias. Nosotros, por supuesto, estamos de acuerdo con esta tesis. Es difícil exagerar la importancia de esto”.
Pero no está claro en qué momento tendría lugar esa reunión. Trump afirmó este viernes que ocurrirá “en cuanto se pueda organizar”. Moscú apunta, por su parte, a que quiere tomárselo con calma. “Una cumbre siempre viene precedida de negociaciones entre expertos, consultas, preparativos largos e intensos, sobre todo si hablamos de una cumbre entre los presidentes de la Federación Rusa y Estados Unidos”, declaró Peskov este viernes.
Estrategia en entredicho
Así las cosas, la estrategia ucrania y europea queda en entredicho tras la cita de Estambul. Kiev y sus aliados en Europa plantearon hace una semana la exigencia a Rusia de secundar un alto el fuego de 30 días y sin condiciones. Menos que esto no aceptarían, concluyeron Zelenski y los líderes de Alemania, Francia, Polonia y el Reino Unido. De lo contario, según consensuaron en una cumbre en la capital ucrania, la UE, británicos y también EE UU impondrían una nueva tanda de sanciones draconianas sobre Rusia.
De Turquía no ha salido nada próximo a esta tregua como condición básica previa para negociar la paz. Todavía menos se ha producido la señal de que Washington esté ultimando una nueva tanda de penalizaciones sobre la economía rusa, algo que Bruselas sí está preparando.
En la nueva llamada conjunta de este viernes, Zelenski y sus mayores socios europeos reiteraron a Trump que debe asumir que Putin no quiere la paz.
“Rechazando el alto el fuego y el diálogo con Ucrania”, explicó Macron en sus redes sociales, “Rusia demuestra que no quiere la paz y que simplemente busca ganar tiempo para proseguir la guerra”. “Continuaremos coordinándonos con nuestros socios europeos, con EE UU y con la coalición de los voluntarios [grupo de aliados de Ucrania] para definir una respuesta unida”, añadió Macron desde la cumbre de la UE celebrada el viernes en Tirana, capital de Albania.
“El mensaje no deja lugar a dudas, la parte rusa no mostró buena voluntad, no tuvieron intención de negociar, plantearon demandas totalmente inaceptables no solo para Ucrania, también para todos nosotros”, dijo Tusk.
También desde Tirana volvió Zelenski a exigir que Washington y la alianza europea tengan “una dura reacción, con sanciones al sector energético y bancario” de Rusia. El mandatario ucranio subrayó que Putin nunca ha tenido la intención de aceptar el alto el fuego, como lo demuestra, según sus palabras, que ni él ni ningún representante de primer nivel de su Gobierno estuvieran en Estambul. No solo eso, los emisarios rusos en Turquía pusieron sobre la mesa condiciones inasumibles para Ucrania, en concreto, que Kiev retirara sus tropas de las cuatro provincias ucranias que Rusia considera que son parte de su territorio.
A la espera de que lo puedan acordar Moscú y Washington, Kiev trabaja otras maneras de presionar a Putin para que acepte el alto el fuego. El portavoz del ministerio de Exteriores ucranio, Georgi Tiji, reveló este viernes en un encuentro con medios de comunicación que están en contacto con China y Brasil, dos aliados económicos y diplomáticos de Rusia, para que convenzan al líder ruso de que dé el visto bueno a la tregua.