Aún sin datos oficiales de escrutinio, los sondeos a pie de urna apuntan a que el líder ultraderechista George Simion, de 38 años, se ha impuesto en la primera vuelta de las presidenciales de Rumania celebrada este domingo, que es la repetición de los comicios anulados en noviembre por la supuesta injerencia rusa. La empresa demoscópica Curs atribuye a Simion el 33,1% de los votos, frente al 22,9% del liberal Crin Antonescu y el 20,9% de Nicusor Dan, candidato independiente. Por su parte, la compañía Avangarde otorga al ultranacionalista un 30% frente al 23% de Antonescu, el mismo porcentaje que le concede a Nicusor Dan. De confirmarse estos datos, Simion se enfrentaría a Antonescu o Dan por la jefatura de Estado en una segunda vuelta el próximo 18 de mayo. En ninguna de las encuestas se tiene en cuenta los votos de los emigrados.
La participación a las 20.00, una hora antes del cierre de las urnas, alcanzaba el 50,6% del censo, algo inferior a la registrada en noviembre (51,1%). Pero se había disparado la de los rumanos que votan desde el exterior: 939.000 habían depositado su papeleta a esa hora, un 22% más que en noviembre, según datos de la Oficina Electoral Central.
En aquellos comicios venció de forma inopinada Calin Georgescu, un candidato independiente, ultranacionalista, que fue aupado por sus vídeos virales en la red social TikTok sin que fuese detectado por los servicios secretos. Ante las sospechas de que su victoria respondiera a una operación impulsada por Rusia, el Tribunal Constitucional anuló esa primera vuelta y ordenó su repetición. Prohibió, además, a Georgescu volver a presentarse, porque lo que él apadrinó al aspirante de otro partido ultra, George Simion.
La clase política rumana considera que estas son las elecciones más cruciales de la era poscomunista, en un país que forma parte de la UE y de la OTAN y que podría inclinarse hacia el populismo extremista y antieuropeísta que avanza en el continente. De la votación de hoy no saldrá aún el futuro presidente —los dos más votados tendrán que medirse en una segunda vuelta el 18 de mayo—, pero una victoria clara de Simion supondría una nueva conmoción para el tablero europeo.
Una de las llaves de acceso a la segunda vuelta, según los pronósticos, dependerá del sentido del voto de los rumanos que residen en el extranjero; y entre estos sí parece haberse producido un considerable aumento en la participación: 939.000 habían votado antes de las 20.00, frente a 767.579 en noviembre; es decir, un 22% más. El dato es, sin embargo, difícil de dimensionar porque Rumania no cuenta con un censo fijo de votantes en el extranjero. Entre los países en los que los rumanos más se están movilizando figuran España (con más de 600.000 empadronados de esa nacionalidad), Italia, Reino Unido, Alemania y Moldavia.
George Simion, líder de la formación extremista Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR), ya iba en cabeza en casi todas las encuestas previas a la jornada de hoy, que le atribuían un 36%. El aspirante de la coalición gubernamental proeuropea, Crin Antonescu, y el candidato independiente y actual alcalde de Bucarest, Nicușor Dan, rondaban el 24% y el 22%, respectivamente, según esos sondeos. Más abajo en las encuestas se encuentran el renacido Victor Ponta (ex primer ministro socialdemócrata) y Elena Lasconi, quien quedó segunda en noviembre.
“La Rumania postcomunista nunca ha vivido unas elecciones tan controvertidas y tensas porque fueron anuladas en la primera vuelta y mucha gente se ha sentido decepcionada, furiosa”, dice Vlad tras votar en un centro de la capital. “He votado porque nunca ha contado tanto el voto para el futuro del país, ya sea proeuropeo o antiUE, y realmente cuentan: puede cambiar el camino del país”, prosigue, sin desvelar su papeleta, este especialista de marketing de 40 años. Y apunta: “Mucha gente ha optado por el voto útil: no elige al candidato proeuropeo que más le gusta a uno sino al que cree que va a ir a la segunda vuelta con Simion”.
“Necesitamos un presidente tranquilo y competente porque el país está inmerso en una situación económica difícil”, afirma Ana, una economista de 46 años que menciona un déficit del 9,3% y teme una subida de impuestos. “Estamos en una crisis económica que ha sido aplazada por las elecciones, pero saldrá a relucir porque hay grandes problemas”, sostiene, tras subrayar que “el líder ultraderechista no ha debatido con nadie, al contrario que los candidatos prooccidentales, que se han sacado los ojos”. “Ha sido frustrante ver a políticos proeuropeos que tienen muchos puntos en común atacarse de manera virulenta. Tendría que haberse presentado sólo uno; prácticamente el voto proeuropeo se ha partido en tres”, lamenta.
Los principales contendientes se acercaron a los colegios electorales a primera hora de la mañana. Simion apareció acompañado por Georgescu, el vencedor de los comicios de noviembre. “Estamos aquí con una sola misión: la vuelta al orden constitucional, a la democracia. No tenemos ningún otro objetivo que no sea que el pueblo rumano esté en primer lugar (…). Estamos aquí con un solo deseo: hacer justicia por Rumania”, declaró Simion tras depositar la papeleta. “No estoy aquí para reconocer un fraude”, aseveró Georgescu en referencia a las elecciones. “Un fraude diseñado por aquellos que han adoptado la astucia como la única política estatal. Pero estoy aquí para reconocer el poder de la democracia, el poder del voto que asusta al sistema, que aterroriza al sistema”, remarcó. Ambos votaron.
Antonescu, el aspirante de la coalición gubernamental, señaló: “Este es un día muy importante. Me alegro de que tengamos una presencia masiva [de votantes]. Es algo extraordinariamente importante para legitimar las elecciones, para la fuerza moral. He votado por una Rumania unida, fuerte y digna”. Nicușor Dan, de profesión matemático y también activista, afirmó que había votado por “muchas personas calladas, honestas y trabajadoras que nadie ha representado hasta hoy”. “Voté por la esperanza, por un nuevo comienzo. Rumania está viviendo un momento difícil y no podemos esperar que los que la llevaron al hoyo la saquen”, dijo.
La anulación de la primera vuelta de las presidenciales de noviembre por el Tribunal Constitucional, una decisión que se produjo solo dos días antes de la segunda vuelta y que provocó las críticas airadas de Rusia y del Gobierno de Donald Trump en Estados Unidos, propició que el presidente rumano, Klaus Iohannis, dimitiera a principios de febrero. En su lugar fue elegido de forma interina el liberal Ilie Bolojan. El proceso está bajo la lupa de la Unión Europea.
TikTok, que estuvo en el ojo del huracán en noviembre porque en esa red cobró popularidad de forma fulgurante el candidato ultranacionalista, aseguró que había eliminado dos redes secretas que intentaban influir en el discurso político en las elecciones de Rumania. Esas redes estaban compuestas por 87 cuentas con más de 33.000 seguidores.
Durante la jornada de este domingo se produjo el hackeo de las páginas web de los ministerios de Interior, Justicia y Exteriores, reivindicado por el grupo de piratas informátivos rusos NoName057. También fue pirateada la web del candidato Antonescu, que escribió en su perfil de redes sociales: “Fuerzas oscuras del extremismo tratan por los métodos más viles de detenernos. ¡No lo permitamos! ¡Vamos a votar!”. La Dirección Nacional de Ciberseguridad (DNSC) rumana reconoció que el hackeo de páginas oficiales se había producido pero aseguró que estas volvieron a funcionar con normalidad poco después.