Un misil de crucero de tipo Iskander, con una ojiva que puede superar la media tonelada, fue el arma que Rusia eligió para golpear el edificio del Gobierno de Ucrania donde se reúne el Gabinete de ministros, en Kiev, la capital del país. Este lunes, poco más de 24 horas después de que el proyectil impactara en los pisos superiores del inmueble, en el centro de la ciudad, los ministros de Exteriores, Andrii Sibiga, e Interior, Igor Klimenko, junto a la jefa de gobierno, Yulia Sviridenko, han acompañado a un grupo de embajadores europeos hasta las dependencias para mostrar los daños causados en el ataque. La versión que han recibido allí los diplomáticos es que fue un Iskander y no un dron, como había circulado en un principio, el que entró por la fachada. Una imagen publicada por la embajadora de la Unión Europea, Katarina Mathernova, muestra los restos de un proyectil contra una pared en uno de los pisos.
Unos minutos antes de las seis de la mañana del domingo, después de horas de lanzamientos de drones contra todo el país (más de 800, una cifra récord), se alertó de que varios misiles rusos circulaban en dirección a Kiev, al tiempo que aún se aproximaban los últimos enjambres de aparatos no tripulados. Poco después se escucharon fuertes explosiones. El primero en informar de que algo había golpeado un inmueble en el barrio donde se ubican las sedes del Gobierno fue el alcalde de la ciudad, Vitali Klitschko. “En el distrito de Pechersk se produjo un incendio en un edificio gubernamental como resultado del supuesto derribo de un vehículo aéreo no tripulado”, dijo el primer edil. Fue la versión que se extendió a lo largo del día.
Tanto Sviridenko como el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, admitieron en sendos comunicados que Rusia había alcanzado por primera vez en tres años y medio de invasión a gran escala las dependencias del Ejecutivo. Las imágenes tomadas por la primera ministra ya este domingo muestran un nivel de destrucción en una de las plantas difícil de ocasionar con trozos de un aparato no tripulado interceptado por las defensas.
Según ha admitido la embajadora Mathernova tras su visita al lugar junto a otros jefes de legaciones europeas, un fallo del misil, esto es, de la ojiva que transporta la carga explosiva, evitó una tragedia mayor. “Solo gracias a que el misil no detonó por completo, el edificio no quedó reducido a escombros”, ha expresado la diplomática en un mensaje de sus redes sociales.
Según informó la Fuerza Aérea ucrania tras la gran ofensiva en la madrugada del domingo, junto a los 810 drones lanzados contra el territorio ucranio, Rusia disparó 13 misiles, nueve de ellos de tipo crucero (Iskander K), con origen en la provincia rusa fronteriza de Kursk, y otros cuatro balísticos (Iskander M), que llegaron desde la ocupada Crimea, en el sureste de Ucrania. De los primeros, las defensas pudieron tirar cuatro, mientras que de los segundos, ninguno. El que impactó contra los pisos donde se da cita el Gabinete de ministros ucranio fue de los proyectiles que viajaron desde Kursk.
La publicación especializada ucrania Defense Express ha informado este lunes de que en efecto se trata de un misil de crucero Iskander 9M727, utilizado con frecuencia por el ejército ruso para volar bajo a gran velocidad y golpear poblaciones civiles del país. Las imágenes ofrecidas por Mathernova, según este periódico online, en las que se ven restos del fuselaje y escrito en ruso “Filtro FT-1″ concuerdan con las de un proyectil de esas características. Esa pieza correspondería a parte del reactor. El gran incendio que afectó al interior del edificio gubernamental fue provocado por la inflamación del combustible del tanque del cohete.
El ataque a la sede del Gobierno ucranio supone una escalada doble en la barbarie rusa, primero por poner en el objetivo de su ofensiva al Ejecutivo, de forma descarada con un misil direccionado, y, en segundo lugar, por la capacidad que tiene Moscú de saturar, estresar y sobrepasar las defensas antimisiles de Kiev. El impacto del Iskander sobre este inmueble no causó víctimas mortales, aunque sí lo hicieron los drones que volaron hacia otros puntos de la capital ucrania. Este lunes se ha confirmado un tercer muerto por la colisión de uno de estos vehículos bomba contra un edificio de viviendas en el barrio de Sviatoshin, un varón que los servicios de emergencias encontraron bajo los escombros. Esta víctima se une a la mujer de 32 años y su hijo de dos meses hallados muertos tras el ataque.