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Por segunda noche consecutiva, el Mando Sur de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos anunció ataques contra dos embarcaciones en aguas del Pacífico oriental, con un saldo de cinco fallecidos, según confirmó el propio Southcom. La operación forma parte de la Fuerza Operativa Conjunta Lanza del Sur, que el presidente Donald Trump presenta como un esfuerzo para frenar el narcotráfico.
El Pentágono sostiene que los buques navegaban por rutas habituales del tráfico de drogas y que estaban operados por “organizaciones terroristas designadas”. Ningún militar estadounidense resultó herido. Con estos nuevos incidentes, el número de muertos desde septiembre en ataques contra supuestas narcolanchas en el Pacífico y el Caribe supera ya el centenar.
Washington insiste en que se trata de una campaña necesaria para cortar redes criminales. Sin embargo, la ausencia de pruebas públicas y el uso de fuerza letal en aguas internacionales han reavivado el debate jurídico y político en EE.UU., donde algunos expertos cuestionan la legalidad de estas operaciones.
Presión creciente sobre Venezuela
Los ataques coinciden con un endurecimiento de la estrategia de Washington hacia el Gobierno de Nicolás Maduro. Esta semana, Trump ordenó el “bloqueo total” de todos los petroleros sancionados que entren o salgan de Venezuela, una medida que eleva la presión económica sobre Caracas.
Además, la Casa Blanca incluyó 29 buques y sus empresas gestoras en la lista de sanciones por su presunta participación en la llamada flota fantasma de Irán, acusada de transportar petróleo mediante prácticas destinadas a evadir controles internacionales.
Maduro ha respondido reforzando su discurso de resistencia. Ha pedido al pueblo estadounidense “levantar las banderas de la paz” y ha denunciado que Washington busca un “cambio de régimen”. También alertó al secretario general de la ONU, António Guterres, sobre lo que considera una “escalada de amenazas” con implicaciones para la estabilidad regional.
El presidente venezolano acusa a EE.UU. de intentar apropiarse del petróleo del país, mientras Washington lo señala como líder de una red de narcotráfico. En paralelo, Estados Unidos mantiene un amplio despliegue militar en el Caribe, desde donde ha bombardeado embarcaciones sospechosas de transportar drogas desde Venezuela.
Un tablero regional cada vez más tenso
La tensión no se limita a Caracas y Washington. Maduro ha vuelto a llamar a los militares colombianos a actuar “como un solo Ejército” junto a Venezuela, una declaración que el presidente Gustavo Petro rechazó de inmediato, recordando que ningún mandatario puede dar órdenes a las fuerzas armadas de otro país.
Mientras tanto, los ataques en el Pacífico continúan y la región observa con inquietud cómo la combinación de sanciones, operaciones militares y retórica inflamatoria va configurando un escenario más volátil.
