La vida de Edmundo González Urrutia (La Victoria, Venezuela, 75 años) ha dado un enorme vuelco en el último año. Las elecciones presidenciales celebradas en Venezuela el 28 de julio de 2024 otorgaron la mayoría a la candidatura opositora que él encabezaba, según las actas de votación que se hicieron públicas y a las que el régimen de Nicolás Maduro nunca otorgó legitimidad. Pese al reconocimiento como ganador por algo más de una decena de países en el mundo, González, de extensa trayectoria diplomática, acabó refugiado en una embajada (primero en la de Países Bajos, después en la de España) y finalmente se exilió en Madrid. Desde la capital española, el dirigente, de rostro sereno pero marcado por los vaivenes de este periplo, lidera los esfuerzos para que se respete la voluntad de los venezolanos en las urnas.
González es bien conocido en la calle madrileña. “¡Presidente, presidente!“, le grita un repartidor cuando lo identifica en la acera. Minutos más tarde, otro de sus connacionales se acerca para saludarlo y agradecerle ”todo lo que ha hecho”. El líder opositor esboza una sonrisa tímida, junta las manos para agradecer el gesto y se dispone a seguir su camino en silencio. González confiesa que estas muestras de apoyo, tras unos últimos meses plagados de dificultades, son oxígeno puro para su movimiento.
Pregunta. ¿Para qué sirvieron las elecciones del 28 de julio del año pasado?
Respuesta. Esas elecciones eran una meta que, evidentemente, no se alcanzó porque no estábamos compitiendo con las mismas reglas. Con reglas democráticas no hubiera pasado lo que pasó. Este es un régimen que se aparta de toda convivencia democrática y que no tiene freno a nada. Nosotros seguimos en nuestra lucha para co recuperar la voluntad popular que se expresó en julio pasado y lo vamos a lograr en cualquier momento. Cada paso es un avance.
P. ¿Considera que ha habido avances para que se reconozca esa voluntad popular?
R. Por supuesto. Cuando uno observa el número de países que nos han reconocido, así como las declaraciones y los acuerdos que se han producido a lo largo de este año, uno ve que la comunidad internacional guarda un claro respaldo a nuestra candidatura. Estamos compitiendo con un gobierno que no tiene límites y que está cada vez más aislado.
P. Pero en el interior sí que mantiene el control del país, más allá del reconocimiento internacional.
R. Se dice mucho del respaldo de las Fuerzas Armadas. En todos los centros de votación que funcionaron en instalaciones militares gané yo. En todos. Esa es la prueba más fehaciente de que ellos están conscientes de que ya perdieron la legitimidad popular que en algún momento tuvieron.
P. ¿Cuál es su papel como líder del movimiento frente al régimen chavista? ¿Se considera una figura moral? ¿Un puente que sirve de enlace con otros países?
R. Claro. María Corina [Machado] es una líder nacional a la que hicieron todo lo posible por acallar. No le permitieron presentarse en las elecciones y le pusieron todas las trabas a su candidatura y ganó ampliamente. Se ha tenido que refugiar y apartarse. No es fácil, claro. Vivir en esta situación implica tener una capacidad de resiliencia muy fuerte. Y en eso estamos. Cada vez que voy al exterior y me encuentro con un dirigente o un presidente extranjero, lo que te dan son ánimos, muchos ánimos.
P. Pero hubo un momento en que parecía haber una mediación internacional, un grupo de países que trataron de impulsar que se reconocieran los resultados. Eso parece haber decaído, ¿qué ha ocurrido?
R. Las negociaciones siguen. Creo que hay muchos gobiernos que están conscientes de que eso fue un megafraude y que, por esa razón, han dejado de reconocer al régimen de Nicolás Maduro. Nosotros estamos haciendo todo lo que tenemos que hacer. Desde fuera, yo y desde dentro, María Corina, con todas las limitaciones que tiene.
P. ¿Encuentra apoyo en el Gobierno español para extender la causa del reconocimiento internacional?
R. Yo tengo interlocución con todos los sectores políticos de España, empezando por el Gobierno. A los pocos días de haber llegado tuve una muy franca y grata reunión con el presidente del Gobierno. Después he tenido dos conversaciones informales, muy gratas, con el canciller [ministro de Exteriores] Albares. Y he visitado a todos los líderes de los partidos políticos del Congreso de los Diputados.
P. ¿Y eso permanece, no se ha diluido un poco?
R. El respaldo permanece, claro. He estado invitado a actos políticos de los partidos en distintas ocasiones. Y al presidente Sánchez lo vi en Barcelona en octubre.
P. ¿Esa fue la última vez que habló con el presidente Sánchez?
R. Hablamos también en República Dominicana y por teléfono.
P. ¿Y qué le ha dicho?
R. Siempre ha sido muy amable, me ha dado respaldo. Él me dijo: “Usted tiene libertad aquí para hacer todos los contactos que quiera”.
P. La Unión Europea le ha dado un respaldo muy amplio, pero no lo ha reconocido como presidente legítimo. ¿Esperaba más?
R. Siempre hay que esperar lo mejor. Y en eso seguimos trabajando.
P. ¿Cómo evalúa el reciente canje de presos que se ha producido entre Venezuela y Estados Unidos? ¿Es un éxito del régimen o para quienes han salido libres?
R. Yo pienso que es un éxito para quienes lograron la libertad. El Gobierno se empeña en negar que tuvo conversaciones, por ejemplo, con Marco Rubio, que fue un actor clave en las negociaciones. Ahora, hay cosas que son realmente extrañas, como el caso de ese personaje, un asesino de tres personas en España. ¿Cómo llega ese hombre a estar allí? Es algo muy oscuro y sospechoso.
P. ¿Qué puede haber detrás?
R. No sé, pero no creo que haya sido algo ingenuo. Eso tiene que tener una explicación, porque alguien que tiene esos antecedentes…
P. ¿No considera que puede sentar un precedente negativo del uso de los prisioneros como moneda de cambio?
R. Eso es lo que ha hecho el Gobierno, tener rehenes como moneda de cambio. Tienen también lo que se ha llamado la puerta giratoria: liberan a 10 y enseguida meten presos a 15.
P. El asunto de los presos políticos le toca a usted personalmente. ¿Qué sabe de su yerno, Rafael Tudares?
R. No hemos tenido una sola palabra por parte de las autoridades. Lo que sabemos es por comentarios de personas que lo han visto en El Rodeo, donde está en prisión. Mi hija ha ido allá. “Aquí no está”. Esa es la respuesta. Va regularmente, todas las semanas y le dicen: “No, aquí no está”. Eso es una forma de tortura también. Ya casi tiene nueve meses sin verlo.
P. Es una manera de amedrentarlo a usted políticamente.
R. Por supuesto. Es una acción dirigida particularmente hacia mí, para quebrarme.
P. ¿Qué le parece el trato que da Donald Trump a los migrantes, muchos de ellos venezolanos y con los papeles en regla?
R. Es un dilema muy difícil de aceptar. Puede haber personas que hayan tenido temas con la justicia. Pero la mayor parte de ellos son trabajadores que han contribuido al progreso de la región, que tienen muchísimos años viviendo ahí, que se han incorporado a la sociedad norteamericana. Pero mucha gente honesta tendrá que regresar y tratar de rehacer sus vidas.
P. ¿Y Marco Rubio puede ser un interlocutor ahí?
R. Lo ha sido en el pasado. Hemos tenido conversaciones con él sobre ese y otros temas. Siempre ha sido alguien muy dispuesto y muy comprensivo con el tema de los venezolanos.
P. ¿Usted se reuniría con Trump?
R. Si se propone, no veo por qué no.
P. Venezuela celebra unos nuevos comicios municipales este domingo. ¿Tiene sentido volver a participar en las elecciones?
R. Nosotros acordamos no participar porque no son elecciones libres ni justas ni transparentes. Es prácticamente un arreglo que ha hecho el Gobierno para limpiarse la cara y venderse como un gobierno democrático.
P. Cerrada la vía de las urnas, ¿qué opciones quedan?
R. Seguir luchando. Esta es una pelea del bien contra el mal. Es muy desequilibrada porque quien tiene todas las herramientas a la mano, quien está en el poder, las utiliza sin ningún reparo. Y las utiliza en todo sentido, desde las cuestiones morales para quebrarnos, hasta las materiales, como mandarnos a encarcelar.
P. ¿Es una batalla que se debe dar en las calles?
R. Se ha dado. En el pasado hemos luchado en las calles, pero nosotros estamos dispuestos a dar esa batalla cívica por los canales que imponen las reglas de la democracia.
P. Después de toda la presión a la que lo han sometido a usted y a su familia, ¿se volvería a postular como candidato?
R. Bueno, eso lo decidirá el mandato popular, pero yo estoy comprometido y voy hasta el final, hasta que logremos recuperar la libertad y la democracia en Venezuela.
P. ¿No se arrepiente?
R. En absoluto. Lo volvería a hacer con la misma fuerza. Incluso más.