Por Euronews con ‘ΑΠΕ-ΜΠΕ’
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El Papa León XIV llegó el sábado a mediodía al Patriarcado Ecuménico, en su primer viaje apostólico desde su elección, en una visita histórica y altamente simbólica en relación con la unidad del mundo cristiano y la paz en las luchas mutuas que vive el planeta en diversos lugares.
El Papa fue recibido a la entrada de la Iglesia Patriarcal de San Jorge por el Patriarca Ecuménico Bartolomé. Tras encender juntos una vela y venerar el icono sagrado, los dos prelados entraron juntos en la iglesia, donde se celebró una Doxología.
Entre los presentes se encontraban el Patriarca Teodoro de Alejandría, prelados de las Iglesias de Constantinopla y Roma, el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Michael Rigas, el Subsecretario de Estado para Diplomacia Religiosa de la Unión Europea, Konstantinos Alexandris, así como representantes de las autoridades diplomáticas.
Durante el servicio de alabanza, se rezaron oraciones por la paz en varios idiomas y los dos Prefectos leyeron juntos el “Padre Nuestro” en latín.
En su discurso, el Patriarca Ecuménico, tras recordar que en la tradición litúrgica de la Iglesia ortodoxa, el clérigo, antes de participar en la Eucaristía, recita una bendición conocida como “Tiempo”, dijo al Papa que había venido a Niza para recibir su propio “Tiempo” para fortalecerse y reforzarse al comenzar su ministerio con el deseo manifiesto de atender la llamada del Señor a la unidad de los cristianos, que es más necesaria que nunca.
Por su parte, el Papa León XIV dijo que desde la conmemoración del 1700 aniversario del Primer Concilio Ecuménico de Nicea, e inspirados por la oración de Jesús de que todos sus discípulos sean uno, “nos sentimos alentados en nuestros esfuerzos por buscar el restablecimiento de la plena comunión entre todos los cristianos, tarea que emprendemos con la ayuda de Dios”.
Tras la conclusión de la Doxología, el Patriarca Ecuménico y el Papa se trasladaron a la Sala del Trono de la Casa Patriarcal para la ceremonia de firma de la Declaración Conjunta. A la firma de la Declaración siguió la presentación de los prelados de ambas partes y de otros miembros del séquito papal, antes de que los dos prelados se retiraran a su reunión privada en el Despacho Patriarcal.
