Suiza ha amanecido este viernes en shock. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha castigado a la pequeña confederación alpina (nueve millones de habitantes) con un arancel del 39%, el más alto en Europa. Entre los nuevos gravámenes conocidos en la pasada madrugada, solo está detrás de Laos, Myanmar y Siria. El mazazo es incluso superior al 31% que fijó Trump en aquella tabla que exhibió en abril, en el llamado Día de la Liberación, cuando abrió definitivamente la guerra comercial con el resto del mundo.
El Gobierno suizo, en un comunicado este viernes, ha lamentado “profundamente” la decisión de Washington y ha afirmado que seguirá “buscando una solución negociada”, al tiempo que analiza el nuevo escenario y decide “cómo proceder”.
El Ejecutivo federal inició negociaciones con Washington nada más recibir el primer golpe, y a principios de julio aprobó, sin desvelar los detalles, lo que consideraba un principio de acuerdo con la Administración del republicano. Los medios suizos estimaban que tras las conversaciones, Suiza podría rondar entre el 10% y el 20%, pero como en otros casos, faltaba lo esencial: la bendición de Trump.
Esta no llegó y la Casa Blanca ha alegado este viernes que Suiza no ha hecho “concesiones significativas” en las barreras comerciales. “Suiza, uno de los países más ricos y con mayores ingresos del mundo, no puede esperar que Estados Unidos tolere una relación comercial unilateral”, declaró un responsable de la Casa Blanca.
La presidenta suiza y también responsable de Finanzas, Karin Keller-Sutter, declaró poco antes a la agencia Reuters que las concesiones que podía ofrecer eran limitadas, ya que las importaciones estadounidenses ya gozan de un 99,3% de libre acceso al mercado.
La presidenta federal creía haber encontrado el hilo con el republicano y se había mostrado confiada durante este mes de que Suiza lograría un pacto con un arancel mucho menor que el aprobado. Sin embargo, horas antes de desvelarse el arancel del 39%, avisó de que las cosas no iban bien en un post en la red social X.
“Hoy he mantenido una última conversación con el presidente Trump antes de que expire el plazo para los aranceles estadounidenses. Para el presidente, el déficit comercial es una cuestión prioritaria. No se ha podido llegar a un acuerdo sobre la declaración de intenciones negociada entre Suiza y Estados Unidos”, escribió Keller-Sutter.
Exportaciones químicas y farmacéuticas
Ese déficit estadounidense en la relación comercial con los suizos se situó en 2024 en 38.500 millones de dólares, con un fuerte incremento del 56% sobre el año anterior, aunque en los servicios el superávit está del lado norteamericano. Suiza exporta a Estados Unidos, principal destino junto a Alemania, productos químicos y farmacéuticos (más de la mitad del total), metales preciosos, relojes y maquinaria, entre otros. Es también el séptimo país en inversiones en suelo estadounidense y sus filiales aseguran en torno al medio millón de empleos, según destaca el Gobierno.
Según medios locales, Berna puso en perspectiva ante EE UU nuevas inversiones y subrayó la previsión de varias grandes farmacéuticas ―ahora también en el punto de mira de las amenazas de Trump para que bajen los precios de los medicamentos― de gastar miles de millones en los próximos años en proyectos en territorio norteamericano.
“No nos desanimamos y seguimos esforzándonos por alcanzar un acuerdo”, ha asegurado el ministro de Asuntos Exteriores, Ignazio Cassis, tras el tarifazo.
La patronal Economiesuisse ha criticado duramente en una nota los nuevos aranceles estadounidenses del 39%, los ha calificado de incomprensibles y no justificados, y ha destacado que esa barrera supone “una desventaja competitiva frente a los países vecinos”, singularmente la UE, que ha pactado un gravamen del 15%, o el Reino Unido, con un 10%.
Swissmem, la asociación de la industria de maquinaria, equipos eléctricos y metales, teme la pérdida de miles de empleos. “Es una gran conmoción para la industria exportadora y para todo el país. Estamos realmente aturdidos”, ha declarado este viernes Jean-Philippe Kohl, director adjunto de Swissmem. “Los aranceles no se basan en ningún fundamento racional y son totalmente arbitrarios (…). Este arancel afectará muy duramente a la industria suiza, sobre todo porque nuestros competidores de la Unión Europea, Gran Bretaña y Japón tienen aranceles mucho más bajos”, ha añadido.
Los partidos políticos han reaccionado con consternación ante la magnitud del desastre tarifario y han urgido al Gobierno federal a actuar y revisar su estrategia. Los socialistas han criticado el “preocupante anuncio” de Trump y consideran que se “demuestra una vez más que Suiza no debe aislarse internacionalmente”. “La evolución actual pone de manifiesto la importancia que tiene para Suiza una estrecha colaboración con Europa a fin de garantizar la estabilidad económica y la cohesión social”, todo ello en un momento en que el país debate para su aprobación definitiva un nuevo acuerdo marco con Bruselas que actualiza los tratados de la relación bilateral, que da acceso a Suiza al mercado único.