La Comisión Europea estudia suspender parcialmente el Acuerdo de Asociación con Israel. El dramático deterioro de la situación humanitaria en la Franja de Gaza ha llevado al Ejecutivo comunitario a plantearse ahora con seriedad avanzar en una línea que países como España o Irlanda llevan reclamando desde hace más de un año y para la que faltó consenso en la última cita de ministros en Bruselas, a mediados de mes. Según ha podido saber EL PAÍS de varias fuentes europeas, los máximos responsables de la Comisión estudiarán este lunes una propuesta para suspender la participación de Israel de un programa de investigación científica, Horizon Europe.
La medida forma parte de la lista de hasta 10 “opciones” que la alta responsable para Política Exterior de la UE, Kaja Kallas, presentó a los ministros de Exteriores en su última cita en Bruselas, el 15 de julio, tras constatarse formalmente que Israel no estaba cumpliendo sus compromisos en materia de derechos humanos fijados en el Acuerdo de Asociación, el principal instrumento de intercambios políticos y comerciales bilaterales desde su entrada en vigor en 2000. En esos momentos, y pese a las divisiones que siempre genera la cuestión israelí, el tono de Europa había empezado a endurecerse por el bloqueo israelí a la ayuda humanitaria para la población civil palestina. Sin embargo, un acuerdo opaco cerrado unos días antes por la propia Kallas con el Gobierno de Benjamín Netanyahu por el que este se comprometía a permitir un incremento “sustancial” de la entrada de la ayuda a Gaza permitió a los países más reticentes a cualquier gesto que pueda verse como una crítica a Israel a evitar, una vez más, dar un paso que requiere consenso o, cuanto menos, mayoría cualificada.
La acción concreta que este lunes estudiará el Ejecutivo comunitario, la colaboración en el principal programa de investigación científica de la UE, es una de las medidas más suaves de las previstas en el abanico de opciones. Es, prácticamente, apenas un gesto simbólico cuando la propia Unión ha constatado que en la Franja se están violando los derechos humanos.
Aun así, y en vista de la incapacidad hasta ahora del bloque comunitario de dar siquiera este paso, debido a la profunda división de los Estados miembros, demuestra hasta qué punto la situación en Gaza resulta humanamente insostenible y está forzando a los países europeos a presionar al Gobierno de Netanyahu.
Varios países, incluida la hasta ahora siempre reticente Alemania, han elevado el tono los últimos días ante las noticias de la hambruna entre la población gazatí, que está causando estragos, sobre todo entre los niños. El propio canciller alemán, Friedrich Merz, instó en una conversación telefónica a Netanyahu este fin de semana a hacer “todo lo que esté en su mano para lograr un alto el fuego inmediato” en la Franja y “hacer llegar ya a la población civil hambrienta en Gaza la ayuda humanitaria urgentemente necesaria”. El viernes, Merz ya había unido su firma a un duro comunicado con sus pares británico, Keir Starmer, y francés, Emmanuel Macron, exigiendo el fin de la “catástrofe humana” en Israel. Y en otro gesto simbólico, pero contundente, Francia ha confirmado que reconocerá en septiembre el Estado palestino.
La división de los Veintisiete cuando se trata de Israel también existe en el propio Ejecutivo europeo. Por un lado, están la belga, Hadja Lahbib, comisaria de Gestión de Crisis e Igualdad, o la española, Teresa Ribera, vicepresidenta y comisaria de Competencia, partidarias de mostrarse enérgicas con Israel para que declare un alto el fuego y deje de vulnerar los derechos humanos en la Franja. Por otro, está la propia presidenta, Ursula von der Leyen, alemana, que ha recibido grandes críticas desde el comienzo de este nuevo capítulo del conflicto por su escasa firmeza frente a Netanyahu.
Este lunes hay un Colegio de Comisarios extraordinario, en modo híbrido dado que muchos han emprendido ya la pausa estival, con dos asuntos estrella en el orden del día: uno son las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y la UE después del acuerdo que Von der Leyen selló este domingo por la tarde con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El otro es un borrador que plantea la suspensión parcial del Acuerdo de Colaboración entre la UE e Israel y que debería elevarse al Consejo para que tome una decisión al respecto. Ambos temas se discutirán también previamente en la reunión preparatoria de jefes de gabinete de los comisarios que habitualmente tiene lugar los lunes.
En el catálogo de Kallas hay otras medidas más duras, como la suspensión total del Acuerdo, o una parcial pero centrándose en las preferencias comerciales, por ejemplo. El antiguo jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, también propuso a finales del año pasado la suspensión del diálogo político, otra parte —justificada por la violación de los derechos humanos ya constatada por agencias internacionales hace un año— fundamental del acuerdo bilateral. La medida sin embargo fue rechazada aun antes de ser formalmente presentada por parte de unos países como Alemania, Hungría o Austria que argumentaban —y siguen haciéndolo— que supondría cerrar una vía de comunicación con Israel. Un extremo rechazado por los países que abogan por medidas contundentes y que recuerdan que cualquier gobierno puede levantar el teléfono y llamar a un ministro o primer ministro de otro país, sin necesidad de acuerdos de por medio.
En cualquier caso, y aunque la medida propuesta sea, en principio, de menor calado, es un gesto fuerte en vista del nerviosismo que mostró Israel desde que los Veintisiete decidieron, a finales de mayo, examinar las posibilidades de sancionar al Estado judío por sus acciones en Gaza. Portavoces de Kallas han venido insistiendo todos estos días en que, aunque aún no se había tomado una decisión concreta, “todas las posibilidades” seguían “sobre la mesa”. Si finalmente la propuesta llega al Consejo de la UE, no tendrá fácil salir adelante, puesto que la decisión requiere la unanimidad de los Estados miembros.