Pese a la persistente oposición de varios Estados miembros, especialmente de la poderosa Francia, la Comisión Europea se dispone a lanzar este miércoles el proceso de ratificación de Mercosur pendiente desde que hace casi nueve meses se cerrara el pacto político en Montevideo. Bruselas también prevé adoptar el texto correspondiente para modernizar el tratado comercial con México. Tras años de negociaciones, ambos textos legales serán revisados y aprobados en el colegio de comisarios de este miércoles, para luego ser enviados a los colegisladores de la UE, el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE, según ha adelantado el Ejecutivo europeo.
Este paso clave para ratificar el acuerdo con Mercosur —que será el mayor pacto comercial de los Veintisiete— era esperado desde comienzos de verano, ya que se considera un elemento clave de la estrategia de la UE de ampliar sus mercados y cerrar alianzas comerciales con otras zonas del mundo para amortiguar el impacto de los aranceles impuestos por Estados Unidos. Sin embargo, ha habido que esperar semanas desde que la UE y Washington cerraran el acuerdo comercial bilateral para que Bruselas dé este paso, pese a que el tiempo corre en contra: cuanto más se tarde, más difícil será el objetivo fijado de lograr la ratificación provisional antes de que acabe 2025, para que entre en vigor —al menos parcialmente— antes de obtener el sello individual de los 27 Estados miembros. Pese a lo ajustado de los tiempos, en Bruselas se cree que todavía cumplir con el calendario previsto.
De ratificarse, proceso que ahora comienza, creará la mayor área comercial del mundo: un mercado de más de 722 millones de personas, 449 millones en Europa y 273 millones en Latinoamérica. Tras el fracaso anterior —en 2019 se alcanzó un principio de acuerdo que no pudo ser ratificado—, en diciembre pasado se enmendó parte de aquel texto para que sea asumible por quienes más problemas adujeron: Francia y buena parte del Parlamento Europeo.
El contexto general es, además, dramáticamente más complicado tras el pulso arancelario lanzado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a prácticamente todo el planeta, lo que ha llevado a Bruselas a multiplicar sus negociaciones en busca de acuerdos comerciales con otras partes del mundo.
Pese a todo, varios países han seguido trabajando hasta el último momento para retrasar el paso que se busca dar ahora. El calendario es, además, especialmente malo para el crítico más feroz del acuerdo con Mercosur: Francia. Su presidente, Emmanuel Macron, lo ha tratado de retrasar por el rechazo popular que genera, sobre todo entre un sector muy sensible en elecciones, el campo. Y el paso de Bruselas no puede llegar en peor momento, a solo unos días de que el primer ministro de Macron, François Bayrou, se someta a un voto de confianza que casi con toda seguridad perderá.
Paradójicamente, la historia podría repetirse: en París sentó especialmente mal que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, viajara a Montevideo a finales del año pasado para sellar el acuerdo político con los presidentes de los cuatro Estados que integran el bloque (Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil) justo después de que cayera el predecesor de Bayrou, Michel Barnier, tras solo tres meses en el Gobierno.
Pero Francia no está sola en sus reparos al tratado. También Polonia ha trabajado activamente para frenar el proceso. Es, de hecho, una de las pocas cosas en las que se ponen de acuerdo el primer ministro, el conservador Donald Tusk, y el flamante presidente, el ultra Karol Nawrocki.
“Estoy listo para formar una minoría de bloqueo en el Consejo de la UE para detener la firma del acuerdo entre la UE y los países del Mercosur”, declaró Nawrocki la semana pasada ante el gabinete de ministros. El presidente dijo que trabajará con Tusk y su Gobierno en este asunto pese a sus profundas diferencias y también adelantó su intención de contactar a otros socios europeos, como Italia, para frenar el proceso.
Para Nawrocki, el Mercosur supone “el fin” del mercado avícola y vacuno y una “amenaza” para la agricultura polaca. Tusk por su parte indicó que su Gobierno está trabajando para introducir algún tipo de mecanismo con el que modificiar o bloquear cualquier aspecto del acuerdo que ponga en riesgo el mercado interno, según informó EP.
El acuerdo ampliado y modernizado con México, que también llega ahora al Colegio de Comisarios, es otro proceso de larga duración: el pacto para su actualización se alcanzó en enero, pocos días antes del regreso de Trump a la Casa Blanca y tras ocho años de intensas negociaciones. El acuerdo renovado con la UE busca impulsar unos intercambios comerciales que ascienden hoy a 82.000 millones de euros.