El Gobierno australiano ha acusado este martes a Irán de dirigir al menos dos de una quincena de ataques antisemitas que ocurrieron en ciudades como Sídney y Melbourne entre finales de 2024 y principios de este año. El primer ministro, Anthony Albanese, ha expulsado al embajador y a otros tres diplomáticos de la república islámica tras anunciar que la agencia de inteligencia nacional, conocida como ASIO por sus siglas en inglés, le informara de que no descarta su implicación en los otros ataques. “Fueron actos de agresión extraordinarios y peligrosos, orquestados por una nación extranjera en suelo australiano”, ha dicho Albanese.
“Los australianos quieren que cesen las matanzas y el odio, y no quieren que el conflicto de Oriente Próximo se extienda aquí. Irán ha buscado precisamente eso: ha buscado dañar y aterrorizar a los judíos australianos, y sembrar el odio y la división en nuestra comunidad”, ha proseguido el jefe de gobierno australiano.
La ASIO ha confirmado que agentes de la Guardia Revolucionaria Islámica, un ejército paralelo con un enorme poder político y económico, “usaron una compleja red de intermediarios para ocultar su participación” en el incendio en octubre de 2024 de Lewis’ Continental Kitchen, un antiguo restaurante kosher en la popular playa de Bondi, plena costa de Sídney, y el incendio provocado dos meses después en la sinagoga Adass Israel, construida en los sesenta en la ciudad de Melbourne por refugiados del holocausto.
El director de la agencia, Mike Burgess, ha dicho que su investigación de más de un mes también confirmó la implicación de grupos criminales extranjeros, pero se negó a dar más detalles en conferencia de prensa. El Gobierno del laborista Albanese ha manifestado su intención de incluir a la Guardia Revolucionaria en su lista de organizaciones terroristas.
“Esta es la primera vez desde la II Guerra Mundial que Australia expulsa a un embajador”, ha afirmado la ministra de Asuntos Exteriores australiana, Penny Wong, tras detallar que la embajada australiana en Teherán —abierta desde 1968— había sido clausurada el martes por la mañana y que sus funcionarios ya se encontraban fuera del país. Australia le ha dado un plazo de siete días al embajador iraní en la capital federal de Canberra, Ahmad Sadeghi, y a los otros tres diplomáticos para salir de Australia.
La embajada iraní todavía no ha comentado la decisión del Gobierno australiano, pero la misión diplomática de Israel la ha llamado un “movimiento fuerte e importante”. “El régimen de Irán no solo es una amenaza para los judíos o Israel, sino que pone en peligro a todo el mundo libre”, ha manifestado en un comunicado.
La noticia llega tras semanas de tensión e insultos entre el Gobierno australiano y el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que el pasado jueves afirmó que Albanese es “un político débil que ha traicionado a Israel” y que ha “empañado para siempre” su reputación. La acusación de Netanyahu llegó después de que Australia, junto al Reino Unido, Francia y Canadá, anunciase que reconocerá el Estado Palestino para buscar una solución a la hambruna y la masacre en la franja de Gaza.
Albanese afirmó que no se tomaría el comentario personalmente, pero el ministro de Interior australiano, Tony Burke, le respondió que “la fuerza no se mide por cuantas personas puede reventar ni cuantos niños puede dejar con hambre”. Burke también se enfrenta estos días a las críticas de Israel por haber cancelado el visado del parlamentario israelí Simcha Rothman, miembro del ala más dura de la coalición de Gobierno de Netanyahu, que tenía previsto dar dos charlas en el país. Rothman ha llegado a decir que los niños de Gaza son “enemigos que no deberían tener permitido huir hacia Israel”.
La quincena de atentados antisemitas en Australia, que incluyen un ataque a un centro infantil en Sídney, la vandalización de la oficina de un parlamentario en Melbourne y varias pintadas y coches incendiados en templos, escuelas y viviendas de líderes de la comunidad judía, habían monopolizado parte de la recta final de la campaña electoral que se saldó en mayo pasado con la reelección de Albanese con la mayoría progresista más fuerte en décadas.
Los ataques enturbiaron la paz habitual de un país que, con casi un tercio de sus 26 millones de habitantes nacidos en el extranjero, sostiene la tolerancia y la multiculturalidad como banderas, pero empieza a ver mayor crispación. El Consejo Ejecutivo del Judaísmo Australiano, la asociación de organizaciones judías en el país, reportó a finales de 2024 un “incremento masivo” de los incidentes antisemitas (2.062), según el informe anual que publica desde 1990. La cifra triplicó la registrada antes de los ataques de Hamás en el sur de Israel del 7 de octubre de 2023.
La islamofobia también ha subido de manera alarmante, con uno de cada tres adultos (el 34%) afirmando tener una actitud “algo negativa” o “muy negativa” contra sus vecinos musulmanes, según una encuesta anual de la Fundación Scanlon, que desde 2008 mide la cohesión social entre australianos. Según ese reporte, la islamofobia ha aumentado “significativamente” entre los australianos (desde un 27% en 2023) desde el inicio del actual conflicto en Gaza. El antisemitismo, en comparación, subió desde un 9% en 2023 a un 13% el año pasado.
