Álvaro Leyva, excanciller colombiano durante este Gobierno, se reunió hace dos meses en Estados Unidos con asesores cercanos a la Administración de Donald Trump para buscar su apoyo a un plan para hacer caer a Gustavo Petro. Según unos audios a los que ha tenido acceso EL PAÍS y fuentes cercanas a congresistas republicanos, Leyva intentó acercarse a Marco Rubio, secretario de Estado, con la intención de que ayudara a ejercer “una presión internacional” que culminara con la salida del poder de Gustavo Petro, presidente de Colombia. La Casa Blanca, según estas mismas fuentes, nunca tuvo en consideración la propuesta.
“Nos dijo que tenía todas las herramientas para ejecutar un plan y sacarlo. Su lugar lo ocuparía Francia Márquez [la vicepresidenta]. Contaba con evidencias de que Petro no podía seguir ejerciendo el cargo y que en caso de que esto saliese adelante, el presidente no tendría capacidad de respuesta. La ayuda de los americanos era muy importante”, cuenta una de las personas que se reunió en abril con Leyva, de 82 años. El excanciller no ha respondido a las preguntas sobre este asunto que la ha hecho este periódico.
El político conservador, una de las personas de máxima confianza de Petro al inicio de la legislatura, narró en estos encuentros que el presidente era un hombre errático con serios problemas de drogadicción y que guardaba pruebas que lo inhabilitaban para ejercer la Presidencia. Habló de un acuerdo en el que debían estar implicados “actores armados y no armados”, explica la misma fuente. En uno de los audios en los que Leyva habla con alguien no identificado, se le escucha decir: “Hay que sacar ese tipo. Ese tipo presidiendo las elecciones [las presidenciales que están por celebrarse en 2026]… es que, además, el orden público se desbordó. Eso no puede suceder, sino con un gran acuerdo nacional, en donde tiene que estar, ELN, los del Clan del Golfo. (…) Yo he hablado con los gremios más importantes (…). Es que aquí han venido los del Clan del Golfo, una vaina muy jodida. Este país va al despeñadero”.
El excanciller y su hijo, Jorge Leyva, cuentan con buenos contactos entre las filas del Partido Republicano de Estados Unidos. Por esa vía le pidieron a sus amigos que les organizaran una reunión con el congresista Mario Díaz-Balart, representante por Florida. “Estuve en Estados Unidos y un tipo de primera fila: Mario Díaz-Balart. Los Díaz-Balart son los que están detrás del secretario de Estado”, explica Leyva en las grabaciones. También tenían la intención de verse con otro congresista muy conocido en Miami, Carlos Antonio Giménez.
En paralelo, Leyva había empezado a publicar unas cartas en redes sociales en las que aseguraba que Petro era drogadicto. En ellas contaba episodios en los que el presidente se ausentaba de forma inexplicable o se comportaba de manera extraña con otros mandatarios extranjeros. Acusaba también de forma velada a Laura Sarabia, la mano derecha del presidente, de suministrarle las dosis y ocultar sus vicios. Tanto Petro como Sarabia niegan estas acusaciones y aseguran que se tratan de una difamación. El político pensaba que estas supuestas revelaciones serían el primer empujón para defenestrar a Petro. “Yo no me puedo quedar donde estoy. Aquí vamos a mitad del camino, de un camino que son 20 días más. Esto no se queda de este tamaño”, se le oye decir a Leyva.
En otro audio distinto, insiste en que Petro debe abandonar el cargo y que eso debe hacerse con un acuerdo nacional. Piensa que una interlocutora válida en este proceso podría ser Vicky Dávila, la exdirectora de la revista Semana que dejó el periodismo para entrar en la política y aspirar a ganar las elecciones de 2026. “No va a ser presidente”, dice Leyva en las grabaciones. “[Pero] puede ser interlocutora para uno decir usted en que está, es Vicky (…). Tiene que entrar y los que quieran. Los que tengan personería de verdad. Porque, ¿qué hace metiendo usted como persona, como individuo individual a este carajo?“, añade. Y de repente menciona la posibilidad de sumar al plan a Miguel Uribe, el precandidato del Centro Democrático, el partido de Álvaro Uribe, que se encuentra en estado grave después de que un sicario le disparara dos veces en la cabeza a principios de junio: “No, este Uribe, Miguel Uribe, ¿Qué representa? Hay que meter malos y buenos, pero con representación”.
Las grabaciones a las que ha tenido acceso EL PAÍS han estado en manos del servicio secreto colombiano. El presidente las escuchó en su despacho y se mostró muy molesto. Después, durante un discurso, acusó a Leyva de tratar de perpetrar un golpe de Estado en su contra, aunque no ofreció mayores detalles. El excanciller, preocupado por la revelación del presidente, se fue a Madrid por motivos de seguridad.
Leyva deseaba que Francia Márquez fuera la nueva presidenta. En los audios dice que está “encima de ella” y que fue él el que la puso a “que diera esa vaina esa noche”. Se refiere a un Consejo de Ministros retransmitido en directo en el que el presidente criticó con dureza a sus asesores. Márquez se molestó y respondió con dureza a Petro. Las imágenes de la trifulca pública dieron la vuelta al mundo. A continuación, se escucha a Leyva leer unos chats que se ha cruzado con ella: “31 de marzo. [Leyva dice] Sigue en mi mente con más vigencia. Mucha fortaleza. Cero debilidad. Abrazo. [Contesta Márquez]. Buenos días. Muchas gracias. Así seguimos firmes para cumplir la promesa con el pueblo colombiano. Entonces yo la aplaudo y le mando corazoncito”. Leyva, para finalizar, da a entender a su interlocutor que la vicepresidenta forma parte de la estrategia para derribar al presidente: “Está jugada”.
Tras escuchar las grabaciones, Petro le pidió explicaciones a Francia Márquez. “Fue un momento de enorme tensión entre ellos. Él dijo sentirse traicionado. Francia le contestó que no había actuado a sus espaldas con Leyva, que no era verdad. Insistió en que no se podía desconfiar de ella”, cuenta alguien que estuvo presente en esa reunión. Petro le exigió que desmintiera en público su participación en lo que él considera un complot en su contra, una suerte de golpe de Estado. Ella se negó, y desde ese momento la relación entre ambos, que ya era tirante, ha pasado a ser inexistente.
Petro considera que una persona a la que le otorgó toda su confianza le ha traicionado. Cuando asumió la Presidencia en 2022, le encomendó a Leyva alguno de los asuntos más importantes de su Gobierno, como las negociaciones simultáneas con los distintos grupos armados, conocidas como paz total. Lo escogió por tratarse de un veterano político de ideología conservadora, pero que llevaba décadas tratando de concretar acuerdos entre las guerrillas y los sucesivos gobiernos. Le encargó también el restablecimiento de relaciones con Venezuela dada su buena relación con el chavismo. Llegó a ser una de las personas más cercanas del presidente, aunque algunos del entorno desconfiaran de él por su fama de conspirador. Su salida del Gobierno, se produjo por accidente, no por decisión de Petro. En noviembre de 2024, la Procuraduría lo inhabilitó de su cargo por haber cancelado de forma irregular la licitación de pasaportes a petición expresa del presidente.
Leyva sintió que le apartaban de su cargo por haber sido leal a Petro. Esperaba que fuera recompensando por ello y jugara un nuevo papel en el Gobierno, aunque fuera de forma externa. En ese momento, Petro hablaba de llevar un acuerdo nacional, a izquierda y derecha, para sacar adelante reformas estructurales. Leyva quiso ser el catalizador de esa propuesta y empezó a hacer campaña por su cuenta. Sin embargo, esa idea no prosperó y poco a poco se fue desvaneciendo. Petro dejó de contestarle las llamadas y los mensajes a Leyva, que se sintió traicionado, fuera de la jugada. Su siguiente movimiento fue publicar las cartas contra el presidente y más tarde involucrar en el plan para derrocar a Petro al hombre más poderoso del mundo, Donald Trump. No lo consiguió.