El chavismo ha pasado de la incredulidad a la sorpresa, de la sorpresa a la indignación y de la indignación al espanto. “Falta que nos disparen a los edificios donde estamos, coño”, resume un alto mando chavista cercano a Nicolás Maduro. El presidente de Venezuela y su círculo más próximo pensaban, al principio, cuando se desplegó una flota militar en el límite con aguas venezolanas, que era una táctica de Estados Unidos para abrir algún tipo de negociación política. Con el paso de los días, sin embargo, se han convencido de que Washington se prepara para una invasión. Un sacerdote se pasea estos días por el país rociando con agua bendita tanques del ejército bolivariano.
“Están en una primera fase de amenaza”, añade la misma fuente. “Con eso buscan que la gente entre en pánico y haga compra nerviosa [acopio de víveres]. Y no, no lo consiguieron. Eso era una forma de provocar un quiebre interno, de lograr que unidades militares se rebelaran. Sin eso, ¿qué queda? Acabarse este país a punta de misil”, concluye. El chavismo, en cualquier caso, no se fía de su solidez interna y realiza investigaciones constantes entre sus tropas. El número dos del régimen, Diosdado Cabello, aparece en sus eventos televisados con una gorra en la que se lee “Dudar es traición”, por si a alguien le quedaba alguna duda.
Cabello es un hombre de armas, un capitán del ejército que acompañó al comandante Hugo Chávez en un golpe de Estado frustrado, en 1992. A bordo de un tanque ese día, se ganó el respeto de la revolución bolivariana. Chávez pensó en él como su sucesor poco antes de morir de cáncer en 2013, pero al final optó por Maduro. De todos modos, uno sería el número uno y el otro el dos y se complementarían para controlar todos los recovecos del Estado. Astuto como era Chávez, no se equivocó. Gobiernan en perfecta sintonía. Los que se burlaban de Maduro por iletrado y básico no lo veían como un hombre que pudiese sostener la revolución bolivariana. Estaban equivocados: se ha convertido en un autócrata que gobierna con puño de hierro, al que solo le queda año y medio para igualar el tiempo que estuvo en el poder Chávez.
Cabello y Maduro se juegan todo en este envite con Estados Unidos. Incluso su supervivencia. Aunque no proviene del mundo marcial, el presidente venezolano se ha mostrado como un comandante en jefe de una fuerza que quiere hacer frente a cualquier agresión armada. Así anunció lo que llama Operación Independencia 200: “Estamos activando todas las capacidades de acción y despliegue para estar preparados. Si Venezuela fuera agredida por el imperio americano, (hay que) activar la lucha armada del pueblo de Venezuela en perfecta fusión popular-militar-policial ¡Por la patria! ¡Por Bolívar!“. Ha llamado también a iniciar un adiestramiento militar masivo: “El pueblo, a sus cuarteles para recibir adiestramiento y aprender en los polígonos de tiro a disparar”.
El poder político del Gobierno chavista descansa en los hermanos Rodríguez, Delcy y Jorge, abogada ella y él psiquiatra. No tienen carrera militar, pero Delcy ha arengado a los milicianos y a los soldados en defensa de la patria. La defensa del chavismo será armada o no será. Consideran que el ataque armado es tan inminente que ya reconocen que es cierto que la flota de Estados Unidos lanzó un misil contra una lancha que había partido un rato antes de la costa venezolana.
El ministro de Comunicaciones, Freddy Ñáñez, sostuvo en un primer momento que el vídeo del ataque se había creado con inteligencia artificial. Cabello le ha desmentido y asegura que ha hablado con los familiares de los 11 muertos que viajaban en esa barcaza: “Nosotros hemos hecho nuestras investigaciones y ahí está la familia de las personas desaparecidas, que reclaman a sus parientes. Cuando preguntamos en los pueblos, ninguno es del tren de Aragua, ni narcotraficantes, ni llevaban droga. Hoy día, la opinión pública mundial está despertando y comienzan las preguntas reales. ¿Por qué los asesinaron? ¿Cuál es el objetivo de Estados Unidos? ¿Es atacar el combate a las drogas? De ser cierto eso, debería tener su flota en el Pacífico, que es por donde sale el 85% de la droga que se produce en Colombia“.
El más aguerrido de todos ellos es el ministro de Defensa, por obvias razones. Vladimir Padrino López asegura tener todo a punto, llegado el momento: “Mientras ellos andan presionando, haciendo un ejercicio brutal de operaciones psicológicas, nosotros estamos aquí en máxima preparación“, dijo Padrino López en Fuerte Tiuna, el principal complejo militar del país. Lideraba la jornada de adiestramiento convocada por Maduro. “Nosotros estamos dispuestos a dar la vida y no estoy exagerando. No hablo nada más por la Fuerza Armada Nacional, hablo por todo el pueblo”, enfatizó.
La preocupación es evidente en el Palacio de Miraflores, la residencia presidencial. Nunca Maduro se había sentido tan en peligro, aunque no ha demostrado síntomas de flaqueza en ninguna de sus intervenciones públicas. “¡Este pueblo tiene quien lo defienda!”, gritó la otra noche frente a sus tropas. El peligro viene del mar.