El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha decidido recuperar el llamado Presidential Fitness Test (test físico presidencial) para todos los colegios públicos del país. Se trata de una prueba para los adolescentes impulsada en 1966 que Obama suspendió en 2013 para cambiarla por un programa más centrado en la salud individual que en la destreza atlética.
El líder republicano, centrado en las múltiples negociaciones arancelarias que están teniendo lugar estos días, firmó este jueves una orden ejecutiva para relanzar este examen que incluye sentadillas, flexiones y carreras.
El presidente “quiere garantizar que las futuras generaciones de Estados Unidos sean fuertes, saludables y exitosas”, ha señalado en un comunicado la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, y añade que su intención es que todos los jóvenes estadounidenses “tengan la oportunidad de enfatizar estilos de vida activos y saludables, creando una cultura de fuerza y excelencia para los años venideros”.
A falta de conocerse si habrá alguna modificación, la prueba física que fue suspendida en 2013 se componía de una carrera de una milla (1,6 kilómetros), abdominales de diferentes tipos, una carrera a sprint, una prueba de flexibilidad y estiramientos y, por último, la opción de elegir entre flexiones y dominadas.
Desde la Casa Blanca añadieron que la orden firmada restablece el Consejo Presidencial sobre Deportes, Aptitud Física y Nutrición “para desarrollar objetivos de aptitud física audaces e innovadores para los jóvenes”. El mencionado Consejo será administrado por su secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr y el organismo también desarrollará los criterios para un “Premio Presidencial de Aptitud Física”.
En este sentido, la Administración de Trump añade que está “abordando la epidemia generalizada de deterioro de la salud y la aptitud física”, en el que hace referencia a que las tasas de obesidad, enfermedades crónicas y malnutrición están en “niveles críticos”, especialmente entre la población infantil.