La Comisión Europea mantiene su fe en la negociación y la salida pactada a la guerra comercial que ha iniciado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Al menos, aparentemente. Y pese a que desde Washington llegan amenazas y desplantes, Bruselas quiere apurar todas las opciones para llegar a un acuerdo. Con ese fin, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha anunciado este domingo su intención de prorrogar la suspensión de la primera réplica que la Unión Europea aprobó contra Estados Unidos en abril, suspendida posteriormente para negociar hasta, al menos, que concluya el nuevo plazo que fijó el presidente Donad Trump: el 1 de agosto.
Este domingo, Von der Leyen tenía una cita en Bruselas con el presidente de Indonesia, Prabowo Subianto. El sábado, Von der Leyen había recibido una carta de Trump anunciando aranceles del 30% si no hay solución a la guerra que él mismo ha abierto antes del 1 de agosto. La cita con el mandatario indonesio puede ser vista como una escenificación de una parte de la estrategia que la Comisión quiere seguir para hacer frente al proteccionismo trumpista. Ambos dirigentes han presentado un acuerdo de asociación económica, que han llamado CEPA (por sus siglas en inglés) y que básicamente es un paso más para lograr un acuerdo de libre comercio con este pobladísimo país del sudeste asiático. Es decir, Bruselas amplía las alianzas comerciales para diversificar sus exportaciones.
Hay otras dos patas en la estrategia de la UE. Una de ellas es la réplica directa a EE UU. Es ahí donde hay que incluir ese paquete suspendido en abril y que seguirá así hasta final de mes. Consiste en imponer aranceles a un listado de productos importados desde el otro lado del Atlántico por unos 20.000 millones de euros como respuesta a la subida de los derechos aduaneros del 25% que Trump decretó en marzo sobre el acero y el aluminio, que están ya vigentes. En la misma pata, hay que incluir un listado adicional -que en principio era de 90.000 millones de euros, aunque tras la consulta pública se ha reducido- y que todavía no ha recibido la bendición de los Veintisiete.
Dudas en el horizonte
Ambos pasos -más los que se puedan añadir: el presidente francés, Emmanuel Macron, pidió el sábado que empiece a contemplarse la idea de recurrir al mecanismo anticoerción− se activarían, en teoría, si las conversaciones fracasan. La duda si se alcanza ese escenario es hasta dónde llegarían las hostilidades. Trump advierte en su carta que cualquier aumento arancelario como castigo por su decisión unilateral supondrá una subida paralela añadida al 30% que él ha anunciado. Es decir, si la UE decide que eleva de forma proporcionada sus aranceles a Estados Unidos un 30%, Washington, por su parte, los volverá a subir hasta el 60%.