El vuelo de aviones, helicópteros y drones israelíes, así como los zambombazos de la artillería, eran intensos en la tarde del martes sobre Gaza, como presenció EL PAÍS. Una gran columna de humo se alzaba sobre el norte del enclave, donde las tropas de ocupación mantienen una intensa actividad, según reconoce el propio ejército. Al caer la noche, eran interceptados dos misiles lanzados desde el sur de la Franja sin provocar víctimas ni daños. En medio de esta coyuntura, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció en la madrugada del martes, de manera unilateral, que Israel ha aceptado una tregua de 60 días en el principal escenario de la guerra en Oriente Próximo. Ese periodo, señaló en un mensaje en su red social este martes, serviría para tratar de poner fin a la contienda.
En la primera reacción oficial del Ejecutivo israelí, el jefe de la diplomacia no ha ocultado cierto optimismo. “Hay una gran mayoría en el Gobierno y entre la población a favor del plan de liberar a los rehenes. Si se presenta una oportunidad, ¡no hay que desaprovecharla!”, ha escrito el ministro de Exteriores, Gideon Saar, en su cuenta de X (antes Twitter), aunque no se ha referido de manera explícita a esos dos meses de alto el fuego. Solo en las últimas horas han muerto en Gaza, al menos 48 personas, según fuentes sanitarias locales.
El sector más reaccionario y ultra del gabinete, crítico con un acuerdo que priorice la salida de los cautivos, trata de hacer descarrilar el alto el fuego de Trump, según varios medios israelíes. El titular de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, habría llamado al de Finanzas, Bezalel Smotrich, para hacer frente común. Sus dos partidos disponen de 13 de los 120 escaños del Parlamento. El opositor Yair Lapid se ha apresurado a ofrecer a Netanyahu los suyos, 23, y asegurar así los apoyos necesarios para sacar a los secuestrados de la Franja.
En su propuesta, el líder republicano estadounidense no alude a ese asunto de los cautivos, el que más preocupa en la calle a los israelíes. El mensaje de Trump en Truth Social ve la luz antes de que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, viaje este fin de semana a Washington para reunirse el lunes con él. Todo un récord, pues será la tercera vez que el mandatario visite en menos de seis meses la Casa Blanca.
Mientras, los encontronazos se suceden en las reuniones del gabinete de seguridad entre Netanyahu y varios de sus ministros frente al jefe del ejército, Eyal Zamir. “Somos el mejor ejército del mundo a nivel operativo, pero no a nivel político. Aquí se cometen errores una y otra vez. Les digo: Hamás se rendirá. (…) Ustedes, las Fuerzas de Defensa de Israel, no son buenos en evaluaciones políticas. ¿No podemos ganar? Claro que sí”, ha espetado Netanyahu a Zamir, según medios locales. “Defiendo la derrota de Hamás, pero si endurecemos la operación ahora, arriesgamos a los rehenes”, ha advertido el militar, que constata un alto grado de debilidad en la resistencia armada palestina que encabeza Hamás.
Por eso, Zamir argumenta que la debilidad física de los secuestrados que siguen con vida, menos de la mitad de los 50 que permanecen en Gaza, obliga a actuar dando prioridad a su salida antes que a la campaña puramente militar. Le ha llevado también la contraria Smotrich: “Es posible lograr ambas cosas: derrotar a Hamás y liberar a los rehenes”. También se ha enfrentado al jefe del ejército, según el Canal 13, Itamar Ben Gvir.
Hamás ha sugerido estar abierto a un acuerdo de alto el fuego aunque insiste en sus condiciones de poner fin a la guerra y exigir la salida de las tropas israelíes de Gaza, según ha declarado un alto miembro del grupo Taher Al-Nunu, a la agencia Associated Press.
Con el negociador jefe israelí, Ron Dermer, ya en Estados Unidos, todo apunta a que los movimientos y los anuncios se van a seguir intensificando a lo largo de la semana. De hecho, en las últimas horas habría habido ya avances en torno a la posible salida de los secuestrados de la Franja, aunque Hamás guarda silencio, según algunos analistas israelíes que citan fuentes próximas a las negociaciones. Hablan de un mayor grado de motivación entre las dos partes pese a que las diferencias se mantienen. Los islamistas palestinos estarían dispuestos a ofrecer información de la situación física de los cautivos, según el diario Israel Hayom, que cita una fuente israelí implicada en las negociaciones.
Tras dos semanas con menor presencia pública por la guerra con Irán, los familiares de los rehenes han vuelto a ganar protagonismo. Este martes, delante de la residencia de Netanyahu en Jerusalén, han vuelto a presionar para que sus seres queridos, los que siguen vivos y los muertos, sean una prioridad, aunque el precio que haya que pagar, como reclama Hamás, sea el fin de la guerra. También la rebautizada como plaza de los Rehenes de Tel Aviv acogió un acto para tratar de motivar al Ejecutivo.
Después del de Irán, Trump trata de forzar de nuevo un alto el fuego en la región. De esta misma forma, con un anuncio unilateral del presidente de Estados Unidos, echó a andar la tregua que sigue vigente entre Israel y el régimen teocrático desde el 24 de junio. Entonces, como ahora, ninguno de los principales protagonistas implicados se pronunciaron de inmediato, pero poco después cesaron sus ataques.
Trump afirma que el Estado judío ha dado ya el visto bueno a su plan, aunque no hay comentarios explícitos a nivel oficial que así lo refuten. Por parte del Movimiento de Resistencia Islámico (Hamás) impera también el silencio más allá de lo señalado por Al-Nunu. El Estado judío reconoce, por un lado, que hay amplias diferencias con Hamás en sus posiciones negociadoras; por otro, no esconde que el alto el fuego con Irán supone una oportunidad para lograr avances en Gaza, donde más de 56.500 personas han muerto ya bajo sus ataques en algo más de 20 meses.
La Autoridad Nacional Palestina (ANP) pide a Washington que presione a Israel para poner fin a la ocupación, incluida Gaza. En este sentido, “los llamamientos de Estados Unidos para poner fin a la guerra en Gaza” deben venir acompañados del fin de la “agresión” en Cisjordania y de “defender las resoluciones de legitimidad internacional”, ha señalado Nabil Abú Rudeineh, portavoz del presidente Mahmud Abás.
En medio de las oscilaciones del conflicto, la popularidad de Netanyahu ha descendido en los últimos días coincidiendo con el fin de la ofensiva sobre la República Islámica y la entrada en vigor del alto el fuego. El primer ministro mantiene un índice de confianza del 46% entre los israelíes judíos y del 10% entre los israelíes árabes, según un sondeo publicado este miércoles por el Israel Democracy Institute.
En caso de elecciones, según otro sondeo, en este caso del Canal 12, el más visto, el bloque que apoya a Netanyahu obtendría 49 asientos en el Parlamento frente a los 61 de la oposición. El más valorado en la muestra del Israel Democracy Institute es precisamente el jefe de las Fuerzas Armadas, Eyal Zamir, con un 68,5%, que se ha mostrado contrario a la estrategia de Netanyahu y el sector más radical de su gabinete de buscar la puesta en libertad de los rehenes sin rebajar el nivel de los ataques.
Gaza es un conflicto mucho más enquistado y con muchas más aristas que el de Irán pese a la ligereza con la que Trump afirma a menudo que va a ponerle fin. Cuando el lunes reciba en la Casan Blanca a Netanyahu, se cumplirán 21 meses desde la matanza liderada por Hamás el 7 de octubre de 2023 de 1.200 personas en territorio israelí, la mayoría civiles. Desde entonces, miles de militares del Estado judío permanecen en una Franja bombardeada y arrasada por tierra, mar y aire.