La Unión Europea quiere acelerar el refuerzo de la defensa continental. Con el impulso adquirido con el compromiso de La Haya, donde la OTAN acordó el miércoles elevar en la próxima década el gasto militar al 5% del producto interior bruto (PIB), los jefes de Estado y de Gobierno de la UE han acordado este jueves en Bruselas impulsar los planes propios continentales de rearme para 2030. Para ellos, los socios de la UE —23 de los 27 son a su vez miembros de la Alianza Atlántica— han puesto una tarea a la Comisión Europea, a la que reclaman que presente en la próxima cumbre de octubre un calendario y unos planes de actuación más concretos.
El objetivo, señalan los Veintisiete en sus conclusiones, es discutir en el Consejo Europeo de octubre “los siguientes pasos en la implementación de sus objetivos de preparación para la defensa”. También buscan “mantener la ambición” mostrada durante la cumbre de la OTAN para avanzar también a nivel europeo, señala una fuente oficial. Se trata, según explica esta fuente, de “asegurarse de que el incremento de los 27 presupuestos de defensa tiene un resultado eficiente para todos y que la industria europea de defensa y la competitividad se beneficien de este aumento de gasto” y que este, por tanto, no vaya a otros países con mayor capacidad industrial defensiva.
El calendario no es casual. Concretar adónde va el dinero y que este beneficie a la propia Europa es algo importante también ahora que se aproxima otro debate fundamental en la UE sobre financiación: a mediados de julio, la Comisión debe presentar su propuesta para el próximo presupuesto plurianual de la UE, en la que, señalan fuentes diplomáticas y comunitarias, el sustancial aumento en gasto de defensa será una de las claves. Sobre todo porque entre algunas capitales hay inquietud, reconocen en Bruselas, sobre cómo financiar ese gigantesco mayor gasto acordado, cuando muchos países no tienen espacio fiscal suficiente para invertir más. Pese a esta inquietud sobre cómo encajar el gasto, España se quedó sola el miércoles en la cumbre de la OTAN a la hora de rebatir la necesidad del incremento al 5% exigido por Donald Trump, presidente de Estados Unidos.
Pese al esfuerzo generalizado de los líderes europeos por mostrar la misma unidad que se buscó en La Haya, esta no ha sido una discusión fácil, como demuestra el hecho de que las conversaciones de defensa se prolongaron, inesperadamente, durante más de cuatro horas.
Identificar lagunas
Algunos de los objetivos a los que la Comisión deberá ahora poner un calendario más preciso ya son conocidos, puesto que han sido identificados en el Libro Blanco para el futuro sobre la defensa europea que el Ejecutivo comunitario presentó en marzo. Pero los Veintisiete insisten en que hay que hacer más hincapié —“de manera concreta y urgente”, subrayan— en la identificación y resolución de las lagunas en materia de capacidades críticas, la financiación del gasto incrementado en defensa y en el impulso de alianzas con “aliados afines”, como ya se ha hecho con acuerdos de defensa con Canadá, esta misma semana, o el Reino Unido, Australia y Noruega en las últimas semanas y meses.
En su Libro Blanco, la Comisión ya presentó siete áreas prioritarias de capacidades militares: defensa antiaérea y antimisiles; sistemas de artillería; municiones y misiles; drones y sistemas antidrones; movilidad militar; inteligencia artificial; guerra cuántica, cibernética y electrónica; y finalmente los enablers o habilitadores estratégicos, así como la protección de infraestructuras críticas, incluidos el transporte aéreo estratégico, el reabastecimiento en vuelo, el conocimiento del dominio marítimo y la protección de activos espaciales.
Lo que no parece que vaya a haber en un futuro próximo son nuevos instrumentos de financiación, como piden algunos países —entre ellos España—, pero a los que se opone la línea dura de los Estados frugales, con Países Bajos a la cabeza.
Estos últimos argumentan que ya hay suficientes instrumentos en marcha y que de lo que se trata es de arrancar de una vez y empezar a implementarlos. “No es una cuestión de dinero, ya hay dinero de forma masiva y acabamos de aprobar el aumento del gasto al 5%. Ahora lo que toca es ponerse manos a la obra”, apunta una fuente diplomática del grupo de los frugales.
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, recuerda, en una carta enviada a los Veintisiete de cara a la cita de este jueves, los instrumentos ya a disposición de los Estados miembros, y les insta a aprovecharlos. Especialmente el programa de préstamos SAFE por 150.000 millones euros para compras conjuntas, y la cláusula de escape nacional, que permite que los países puedan gastar en defensa hasta un 1,5% más del PIB fuera del techo de déficit sin ser penalizados por la normativa europea.
Hasta el momento, 16 Estados miembros han solicitado la cláusula de escape —no así España— y Von der Leyen deja claro que le gustaría que se sumaran más. “Todos pueden aprovechar este espacio fiscal adicional para aumentar de forma sustancial y eficiente el gasto en defensa”, escribe en su misiva, cofirmada por la alta representante para Política Exterior y de Seguridad de la UE, Kaja Kallas. “Esto nos permitirá también cumplir los objetivos más altos de gasto a los que algunos de ustedes se comprometieron en el contexto de la OTAN”, agrega.
De igual manera, Von der Leyen alienta a que “el máximo número posible” de Estados miembros aprovechen el programa SAFE. Este requiere, recuerda, que los interesados presenten un plan preliminar de gasto para finales de julio.
Se trata, insiste, de un “paso clave”, porque cada Estado miembro debe decidir qué capacidades militares quiere adquirir y si le interesa buscar una compra conjunta para acelerar el proceso o rebajar el precio. De esta forma, se podría acelerar el cierre de las lagunas identificadas en la materia.
“Hay que acelerar los trabajos sobre capacidades en los ámbitos prioritarios definidos a escala de la UE, en plena coherencia con la OTAN. El Consejo Europeo alienta el rápido desarrollo y la realización de proyectos de colaboración a este respecto, entre otras cosas, haciendo pleno uso de SAFE”, señalan los Veintisiete al respecto.
En lo que también coinciden los Veintisiete, frugales y no frugales, aliados en la OTAN o neutrales, es que, como señalan en sus conclusiones, “una Unión Europea más fuerte y capaz en el ámbito de la seguridad y la defensa contribuirá positivamente a la seguridad mundial y transatlántica y es complementaria de la OTAN, que sigue siendo, para los Estados que son miembros de ella, el fundamento de su defensa colectiva”. Aunque muchos reconozcan que no saben aún cómo van a pagarlo.