Kim Jong-un posa sonriente junto al mar, con los zapatos y pantalones de traje ligeramente hundidos en la arena húmeda. Kim Jong-un se relaja frente a una piscina con un refresco y una cajetilla de cigarrillos, mientras un bañista se lanza por un imponente tobogán amarillo. Kim Jong-un saluda desde un palco a una multitud que lo aclama como si fuese una superestrella de la música electrónica, bajo un cielo nocturno repleto de haces de luz. Las imágenes, cuidadosamente difundidas este jueves por los medios de Corea del Norte, corresponden a la inauguración hace dos días del complejo turístico Wonsan Kalma, un ambicioso proyecto promovido por el líder norcoreano desde 2014 y que, una década después, se ha presentado como uno de los mayores logros de Pyongyang en lo que va de año.
El resort, ubicado en la costa oriental del país, abrirá sus puertas el próximo 1 de julio. Según la agencia de noticias norcoreana KCNA, Wonsan Kalma cuenta con capacidad para albergar hasta 20.000 visitantes y dispone de hoteles, hostales, instalaciones deportivas, recreativas y de restauración, así como de una piscina al aire libre y una playa que se extiende a lo largo de cuatro kilómetros. El objetivo, de acuerdo con la prensa oficialista, es convertirlo en un “centro turístico cultural de primer nivel” y en la punta de lanza de una nueva etapa para el sector. Kim ha definido el proyecto como un hito que da forma a uno de los grandes anhelos del Partido de los Trabajadores y demuestra la capacidad del país para acometer obras de envergadura, recoge KCNA.
La agencia estatal describe el complejo como “una ciudad turística costera al estilo propio, sin igual en el mundo” y destaca la construcción de “centenares de edificaciones modernas en armonía con el paisaje”, en una zona “conocida por su belleza natural desde tiempos remotos”.
Pero pese a la retórica oficial y las aspiraciones de que llegue a ser un destino de primera categoría, los turistas extranjeros no podrán disfrutar, al menos de momento, de este particular Marina d’Or norcoreano. La nación más hermética del planeta mantiene en vigor la mayoría de las restricciones de entrada impuestas en 2020 tras el inicio de la pandemia de covid-19 y solamente permite las visitas en grupos organizados para ciudadanos rusos. No obstante, a principios de año invitó a algunas delegaciones formadas por agencias turísticas para tantear el terreno y, en abril, corredores foráneos participaron en la maratón de Pyongyang.
La inauguración del esperado Wonsan Kalma se celebró el martes por todo lo alto, con fuegos artificiales, globos y una gran movilización de público. Entre los invitados figuraban el embajador de Rusia en Corea del Norte, Alexander Matsegora, y miembros de su delegación. Moscú y Pyongyang viven tiempos de idilio y acompasamiento político, que se ha intensificado desde la invasión de Ucrania. Kim y su homólogo Vladímir Putin firmaron el año pasado un nuevo “acuerdo de asociación estratégica” que incluye un pacto de “defensa mutua en caso de agresión”. Analistas afincados en Corea del Sur consideran que la presencia diplomática rusa en el acto podría deberse a un posible apoyo logístico ofrecido por el Kremlin para completar las obras, a cambio del envío de artillería y personal militar norcoreano.
Asimismo, estos expertos citados por la agencia surcoreana Yonhap apuntan que la inauguración también sirvió para escenificar una imagen cuidadosamente diseñada del núcleo familiar del líder norcoreano. A diferencia de sus habituales apariciones supervisando maniobras militares o presidiendo reuniones de alto nivel, Kim se mostró en esta ocasión acompañado de su hija Ju-ae, de unos 12 años (se desconoce su edad exacta), y de su esposa, Ri Sol-ju, quien reaparecía tras un año y medio alejada de los focos. Aunque la presencia de Ri ha estado relegada a un segundo plano en el acto, no ha pasado desapercibido uno de sus complementos: un bolso de Gucci valorado en más de 2.300 euros, una pieza en teoría prohibida en el país asiático por las sanciones internacionales que vetan la importación de artículos de lujo.
Por otro lado, la aparición destacada de Ju-ae (captada al lado de Kim en prácticamente todas las fotos) ha vuelto a avivar las especulaciones sobre su posible papel como heredera del poder. Desde finales de 2022, la menor ha acompañado a su padre en múltiples actos oficiales, incluidos desfiles y eventos militares. Y en ese contexto, la prolongada ausencia mediática de Ri se ha interpretado como una estrategia deliberada para ceder el protagonismo a la hija del matrimonio. Aunque el régimen no ha confirmado oficialmente ni la identidad ni el estatus de la joven (todo lo que se conoce de ella proviene de información de Corea del Sur), sus apariciones en la propaganda oficial y el tono casi reverencial con el que se presenta refuerzan la hipótesis de que podría convertirse en la cuarta dirigente de la dinastía Kim (y en la primera mujer) al frente de la República Popular Democrática de Corea del Norte desde su fundación en 1948.