El Gobierno de Donald Trump ha levantado la suspensión en la concesión de visados de estudiante para extranjeros, pero ha ordenado aplicar nuevas directrices. El Departamento de Estado ha pedido a los funcionarios consulares vigilar las publicaciones y mensajes en las redes sociales de los aspirantes que puedan considerarse hostiles hacia Estados Unidos, su Gobierno, su cultura, sus instituciones o sus principios fundacionales. Además, para llevar a cabo esa comprobación, exige que los perfiles de los estudiantes en las redes sean públicos. Washington intensifica de ese modo las medidas para restringir la entrada de extranjeros a los campus estadounidenses alegando motivos de seguridad nacional.
El anuncio se produce semanas después de que el secretario de Estado, Marco Rubio, ordenara a las embajadas de todo el mundo que dejaran de programar entrevistas para visados de estudiante, mientras la Administración sopesaba la posibilidad de aplicar directrices más estrictas en relación con las redes sociales.
Finalmente, el Departamento de Estado ha decidido dar ese paso. Los nuevos solicitantes que se nieguen a configurar sus cuentas de redes sociales como públicas y permitir su revisión podrán ser rechazados. Se afirma que negarse a hacerlo podría ser una señal de que están tratando de eludir el requisito u ocultar su actividad en línea.
Al tiempo, ordena que los empleados consulares comprueben “cualquier indicio de hostilidad hacia los ciudadanos, la cultura, el Gobierno, las instituciones o los principios fundacionales de los Estados Unidos”. Críticas a Trump y sus políticas podrían ser interpretadas, pro tanto, como indicio de hostilidad al Gobierno y provocar el rechazo del visado.
Las directrices, adelantadas por el digital Politico, también instruyen a las embajadas a señalar cualquier “defensa, ayuda o apoyo a terroristas extranjeros y otras amenazas a la seguridad nacional de Estados Unidos” y “apoyo al acoso o la violencia antisemita ilegal”. El apoyo a Hamás figura como ejemplo concreto.
Asimismo, los encargados de tramitar los visados deberán señalar a “los solicitantes que demuestren un historial de activismo político” y considerar “la probabilidad de que continúen con dicha actividad en Estados Unidos”.
El escrutinio de las redes sociales se aplicará tanto a los solicitantes de visados de estudiante nuevos como a los que piden su renovación. Los funcionarios consulares deben tomar “notas detalladas del caso” tras revisar la actividad en las redes de los solicitantes y “tomar capturas de pantalla para conservar el registro ante una posible alteración o pérdida posterior de la información”.
Se trata de la última medida de la Administración Trump contra los estudiantes internacionales. El proceso para obtener un visado para extranjeros que desean estudiar en Estados Unidos ya exige credenciales académicas, medios económicos y la intención de regresar al país de origen después de completar los estudios correspondientes.
Recientemente, Trump dictó una orden que impide a los extranjeros entrar en Estados Unidos para estudiar en la Universidad de Harvard, que un juez ha bloqueado temporalmente. Sin embargo, al mismo tiempo, el presidente Donald Trump acordó dar marcha atrás en la prometida campaña contra los visados para estudiantes chinos como parte del acuerdo comercial alcanzado la semana pasada con el Gobierno de Pekín.
El Gobierno de Trump había suspendido la concesión de toda clase de visados de estudiantes o visitantes de intercambio (F, M y J). Los visados F-1 están pensados para quienes desean estudiar a tiempo completo en instituciones académicas aprobadas como universidades, escuelas secundarias, programas de inglés o conservatorios; los M-1 cubren a los alumnos de programas vocacionales, técnicos o no académicos (tales como escuelas de cocina u otros centros de formación profesional); y los J-1 sirven a los participantes en programas de “intercambio cultural”, y ahí se incluyen a profesores o académicos, asistentes de investigación, estudiantes, que gestionan su estancia a través de una agencia, maestros, niñeras y monitores de campamento.
