“Era cuestión de tiempo que los rusos entraran en Dnipropetrovsk”. Oleksandr, militar de la 59ª Brigada de Asalto del ejército ucranio, asegura que desde hace años daba por hecho que las tropas invasoras pondrían un pie en la provincia de Dnipró [forma abreviada del nombre oficial, Dnipropetrovsk]. Anexionarse esta región es una de las aspiraciones del nacionalismo del Kremlin. De momento solo se trata de asaltos en los que pequeñas unidades de infantería rusas han accedido a la región desde la vecina provincia de Donetsk. Estas han retrocedido poco después o han sido destruidas. Pero las fuerzas de Vladímir Putin ya se han hecho por primera vez la foto en suelo de Dnipró. “Es una pequeña victoria política de los rusos”, concede Maksim, comandante de batallón de la 59ª Brigada.
El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, detalló el pasado mayo los objetivos de la ofensiva rusa de verano, iniciada aquel mes. Uno de estos objetivos, según Zelenski, es avanzar en Dnipró. El Estado Mayor ucranio ha insistido esta semana en que no hay tropas enemigas en esta provincia, ni quisiera en el límite fronterizo con Donetsk. Pero militares consultados por este diario en Mezhova confirman que los rusos sí han entrado con unidades de reconocimiento en Dnipró.
Mezhova es la última localidad de Dnipró relativamente segura de ataques de drones antes del frente, a 20 kilómetros. Deep State, grupo ucranio que monitoriza la evolución del frente, indica que hay unos 35 kilómetros de frontera provincial en los que los rusos están cerca de cruzar. “Los rusos están operando de forma muy intensa, prueban por un flanco, luego por otro y al final de cara a nuestras posiciones”, explica Maksim, el comandante de batallón de la 59ª Brigada. Viacheslav Voloshin, coronel y portavoz de las fuerzas ucranias en el sur, reportó el 12 de junio que en este sector fronterizo del frente se está produciendo el mayor número de asaltos rusos en los más de tres años de guerra.
Maksim añade que se han incorporado a esta operación militar algunos de los mejores regimientos rusos, como los grupos de drones Sudni Den y Rubicón. Estas unidades estaban destinadas a la provincia rusa de Kursk, donde Ucrania lanzó en verano de 2024 una incursión sorpresa para ocupar parte de su territorio. Las tropas de Kiev han sido prácticamente expulsadas del todo de Kursk y grupos como Sudni Den y Rubicón han sido desplazadas a la ofensiva de Donetsk y Dnipró.
Analistas y militares consultados para este artículo coinciden en que el avance ruso hacia territorio de Dnipró tiene una lógica militar evidente: cortar las vías logísticas que suministran armamento y tropas a la asediada Porkovsk. Esta ciudad, uno de los pocos bastiones que le quedan al ejército ucranio en la provincia de Donetsk, está siendo poco a poco rodeada por las tropas invasoras para embolsarla.
Una unidad ucrania de monitorización del frente que opera con un dron alemán Vector atendió a EL PAÍS el 12 de junio a 12 kilómetros de las principales líneas de asalto rusas. Escondidos en un búnker bajo tierra, los soldados confirmaban que solo hacía un mes que se encontraban en esta localización, justo desde que se intensificó la presión rusa hacia la frontera de Dnipró.
“Paulatinamente vamos retrocediendo, primero la infantería, luego los equipos de drones bomba de corto alcance, luego la artillería y finalmente nosotros”, explica uno de estos soldados que prefieren mantenerse anónimos. La arboleda donde montan el dron está constantemente sobrevolada por drones de reconocimiento rusos, como los Supercam o los Orlan.
Estos drones rusos, como los Vector, pueden volar varias decenas de kilómetros en territorio enemigo para identificar precisamente en qué coordenadas se esconden bases logísticas, artillería y sobre todo, pilotos de drones ucranios. Es por esto que cada movimiento de vehículos o las salidas al exterior del búnker deben hacerse rápido y en cuentagotas.
Las redes sociales rusas difundieron el 8 de junio el primer video de la presencia de sus soldados en suelo de Dnipró. El Alto Mando Operativo ucranio para Donetk negó la veracidad de este documento gráfico, pero militares ucranios y analistas occidentales lo dieron por verídico. El Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), centro estadounidense de referencia para el análisis del conflicto en Ucrania, relativizó a principios de semana la capacidad rusa de avanzar en esta nueva provincia. Según el ISW, en la zona no hay suficientes unidades invasoras para una gran operación de conquista en Dnipró.
Pasados los días, el ISW ha completado su interpretación de lo que está sucediendo. Afirma que ha habido nuevas incursiones y que el ejército ruso está presionando para ampliar el frente unos 10 kilómetros hacia el oeste, ya en Dnipró. En su mapa de seguimiento del frente, el ISW incluso sitúa a las tropas invasoras con posiciones consolidadas en una pequeña porción de esta región. En su informe del 14 de junio, el organismo constata que el objetivo ruso es tomar por el norte, este y sur el municipio de Novopavlivka, todavía a 8 kilómetros del frente.
Para Kiev también es una cuestión sensible políticamente, porque el progreso ruso hacia Dnipró es una mala noticia para la moral del país. Las autoridades ucranias responden con vehemencia a las informaciones que indican que los rusos ya están en la nueva provincia, negando cada día datos que aparecen en medios o en centros de análisis como el mapa del ISW.
Ivan Stupak, asesor del comité de defensa del parlamento ucranio, aseguró el viernes en la televisión pública Suspilne que es probable que el invasor ya esté en la nueva provincia: “Seamos honestos, es más que probable que ya se encuentren allí [en Dnipró]. Quizá, a finales de semana, la zona gris [la no controlada por ningún bando] ya estará dentro de Dnipropetrovsk. Por desgracia, debemos reconocerlo y asumirlo como una realidad”.
Oleksandr, el militar que hace años que esperaba que este momento iba a llegar, es de un pueblo de la provincia de Zaporiyia, en el sur de Ucrania, ocupado por Rusia. Agrónomo de profesión, lleva tres años como militar. No es pesimista, tampoco optimista, dice, solo expresa lo que él considera que es la realidad. Y esta es que, en su opinión, tras la fracasada contraofensiva ucrania de verano de 2023, su ejército no ha vuelto a tener el mismo apoyo armamentístico europeo y estadounidense. Oficiales de tres brigadas en el frente de Pokrovsk confirman que las donaciones privadas (y no los recursos del Estado) siguen siendo su principal fuente de armamento.
La contraofensiva de 2023 supuso un antes y un después en la moral ucrania. La falta de progresos en el frente y el desgaste que inflige el enemigo han ido frenando la voluntad de miles de varones en edad de reclutamiento para incorporarse a filas. El comandante Maksim concede que la actual fase más intensa de reclutamiento forzoso no está aportando todos los hombres que necesitarían. “Es un problema muy grande, pero hay que encontrar la manera de motivar a los que evitan alistarse”.
Un pelotón de la 25ª Brigada Aerotransportada ucrania, que combate en el frente de Pokrovsk, confirmó que el periodo medio en el que están los soldados en primera línea de guerra son 40 días, incluso más, por falta de activos que los sustituyan, también por la enorme cantidad de drones que hacen muy difícil los relevos. En 2022, en el primer año de la invasión, la rotación de los militares no pasaba más allá de la semana.
Los regimientos rusos que se acercan a la provincia de Dnipró son ahora relevos muy jóvenes, dice Maksim. Las bajas rusas casi triplican a las de Ucrania, según un informe de este junio del grupo de estudios de defensa estadounidense CSIS, pero al Kremlin no le faltan tropas. Lo bueno para el ejército defensor es que estos nuevos reclutas carecen todavía de experiencia.