Israel ha lanzado esta madrugada un ataque de gran envergadura y consecuencias imprevisibles sobre Irán. El Estado judío, que ha bautizado la ofensiva como Operación León creciente, afirma haber empleado unos 200 aviones de combate sobre un centenar de objetivos relacionados con uno de los elementos más sensibles en Teherán: su programa nuclear. El ataque ha alcanzado, a lo largo de varias horas, instalaciones nucleares, fábricas de misiles balísticos y responsables militares. El objetivo, según ha defendido el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, es impedir que Irán consiga armas atómicas, algo que podría lograr “en menos de un año”. Teherán, que ha prometido un contraataque “severo”, ha lanzado un centenar de drones hacia territorio israelí que aún no han llegado a su objetivo.
Entre las víctimas mortales, según reconoce el propio régimen iraní y corrobora Israel, se encuentra el jefe de la Guardia Revolucionaria, el general Hossein Salami, que pocas horas antes aseguraba que estaban listos para “contrarrestar cualquier agresión”. También han muerto otros responsables militares y varios científicos del programa nuclear mientras fuentes oficiales de Teherán informan de edificios alcanzados por las bombas en la capital. Ambos países mantienen cerrado su espacio aéreo.
Mientras, Israel se encuentra en estado de emergencia nacional y los teléfonos móviles han recibido alertas para que la población se ponga a cubierto ante la respuesta prometida por Teherán. El máximo jefe del ejército israelí dio por ciertas esas amenazas y, poco después, un portavoz castrense ha anunciado que Irán ha lanzado un centenar de drones hacia territorio israelí que están intentando interceptar.
El líder supremo iraní, Ali Jameneí, ha reconocido en un mensaje a la nación que las consecuencias del ataque israelí emprendido en la madrugada han sido contundentes, incluso en ataques a zonas residenciales, pero que el Estado judío ha de esperar una “respuesta severa”. Jameneí ha informado de que son varios los comandantes y científicos “asesinados” en los bombardeos, pero que “sus sucesores y colegas retomarán su trabajo de inmediato”.
“Nuestros bravos pilotos están atacando una gran cantidad de objetivos por todo Irán”, ha anunciado Netanyahu a través de un vídeo en el que detalla que el objetivo es “atacar la infraestructura nuclear, las fábricas de misiles balísticos y la capacidad militar de Irán”. En concreto, el mandatario se ha referido al bombardeo llevado a cabo sobre el centro nuclear de Natanz, en la provincia de Isfaháh, donde desde 2021 se mantiene un programa de enriquecimiento de uranio al 60% de pureza. Fuentes oficiales iraníes reconocen que los bombardeos han alcanzado varias veces estas instalaciones.
Como parte de la ofensiva, el Mosad, los servicios secretos israelíes en el exterior, llevó a cabo una serie de operaciones de sabotaje para desactivar las defensas aéreas y las instalaciones de misiles iraníes, según Barak David, reportero de Axios en declaraciones al canal estadounidense CNN. En la misión no han participado fuerzas estadounidenses, pero Netanyahu ha agradecido el papel que juega el presidente Donald Trump para frenar la carrera armamentística de Teherán.
“Israel ha tomado medidas unilaterales contra Irán. No hemos participado en ataques contra Irán y nuestra principal prioridad es proteger a las fuerzas estadounidenses en la región”, ha señalado Marco Rubio, jefe de la diplomacia estadounidense. En todo caso, Washington ha sido informada previamente del ataque, según medios israelíes.
Netanyahu ha recordado los ataques llevados a cabo por Teherán –los primeros de este tipo de la historia– contra Israel los pasados meses de abril y octubre y cómo se defendieron golpeando en territorio iraní. Los misiles balísticos empleados entonces, cuya capacidad de producción eleva hasta 10.000 en tres años, “pronto podrían llevar carga nuclear”, advierte en lo que califica de “amenaza intolerable” que podría extender la “pesadilla nuclear” incluso a Europa o América. “No lo olviden. Irán califica a Israel del pequeño Satán y a América del gran Satán”.
Como en ataques anteriores, Netanyahu ha querido lanzar un mensaje al pueblo iraní, al que trata de liberar con sus bombardeos del yugo de su actual régimen que encabeza Jameneí. “Creo que el día de vuestra liberación está cerca”, ha sentenciado el primer ministro.
Las autoridades han decretado el estado de emergencia nacional que permite el funcionamiento de los servicios críticos y se han suspendido las clases en los colegios y la actividad comercial no esencial. “Llevamos mucho tiempo preparando esta operación” y “se han realizado esfuerzos sin precedentes” pero “no puedo prometer un éxito absoluto” porque “el régimen iraní intentará atacarnos como respuesta”, reconoce el general Eyal Zamir, jefe de las Fuerzas Armadas. La orden del ataque de este viernes llegó de la mano de Netanyahu y de su ministro de Defensa, Israel Katz, el pasado lunes. Se había llegado a un “punto de no retorno”, según Zamir.
El primer ministro ha relacionado el Holocausto sufrido por los judíos a manos de los nazis hace 80 años con el “Holocausto nuclear” que supuestamente Irán pretende poner en marcha. Entiende que el primer intento de acabar con Israel ha fracasado. Se trata del que comenzó con la matanza que lideró Hamás el 7 de octubre de 2023 en el que unas 1.200 personas fueron asesinadas en territorio israelí. Ese día se abrió la puerta a una nueva fase del conflicto regional en el que el Estado judío mantiene frentes abiertos además de en Irán, a quien considera líder del eje del mal, en Gaza, Cisjordania, Yemen, Líbano, Irak y Siria. Teherán, según Netanyahu, busca ahora otra vía de ataque, que es la nuclear y por eso justifica el ataque preventivo de este viernes.
En este sentido, Netanyahu se quiere erigir en salvador regional al permitir, bloqueando a aliados de Irán como la milicia chií Hezbolá en Líbano, que ese país tenga hoy un nuevo gobierno. Algo similar, agrega, ha ocurrido con la caída del régimen de Bachar el Asad en Siria y busca también, aunque no lo ha logrado todavía, con su intento de liquidar a los palestinos de Hamás en Gaza, donde han muerto ya más de 55.000 personas bajo ataques israelíes desde el 7 de octubre de 2023.
A lo largo del jueves, las autoridades israelíes habían guardado un cauteloso silencio con respecto a la operación y su inminencia. Con la complicidad de su principal aliado, Estados Unidos, se había sembrado a través de diferentes medios de ese país la posibilidad de golpear Teherán. Como si todo formara parte de la perenne dialéctica bélica, las filtraciones aludían a que el Estado judío estaba listo. Trump se mostraba contrario a esa ofensiva y contaba con poder intentar llegar a un acuerdo con el régimen de los ayatolás. Al mismo tiempo, el mandatario israelí advierte de que están listos para hacer frente en caso de que Irán ponga en marcha un contraataque.
Ambas administraciones habían anunciado una sexta ronda negociadora en torno al armamento nuclear iraní para este domingo en Mascate, la capital de Omán. Previamente, el enviado de la Casa Blanca a la región, Steve Witkoff, iba a reunirse con una delegación de alto nivel israelí encabezada por el ministro de Asuntos y mano derecha de Netanyahu , Ron Dermer, y el jefe de los servicios secretos en el exterior, el Mosad, David Barnea. Fuentes oficiales de Washington no dan por perdida la reunión de Omán, según la agencia France Presse.
De momento, todo eso ha saltado por los aires con los bombardeos sobre Irán. Y así lo justifica Netanyahu: “Hoy, es evidente que Irán solo está ganando tiempo. Se niega a aceptar el requisito fundamental de las naciones pacíficas. Por eso no tenemos más remedio que actuar. Y actuar ya. La decisión más difícil que debe tomar cualquier líder es frustrar un peligro antes de que se materialice por completo”. El primer ministro ha concluido su intervención con nuevas referencias al nazismo y las lecciones aprendidas a lo largo de la historia antes de recurrir a las sagradas escrituras: “Como nos enseña la Biblia, cuando alguien viene a matarte, levántate y actúa primero”.